Argentina, Mozambique, Barbados y República del Congo tienen dos cosas en común: todos han reestructurado su deuda y todos han tenido algo que ver con Greylock Capital Management.
Ahora Greylock, uno de los fondos de cobertura más conocidos en inversión en mercados emergentes, se encuentra en una encrucijada similar. El domingo, cerca de 25 años después de su fundación, la firma —cuyos activos apenas se acercarán a los US$ 350 millones a fines de marzo— solicitó protección por bancarrota en Nueva York.
Greylock busca terminar su contrato de arrendamiento en el centro de Manhattan después de que inversionistas retiraron su dinero luego de tres años de pérdidas, más recientemente derivadas de la pandemia.
Es un cambio que llena de humildad al fondo de cobertura, cuyo renombre se basa en su profunda experiencia y por ser una de las empresas más francas en el escenario del mercado emergente.
Si bien la firma no tiene planes de cerrar, está operando a una fracción de lo que era antes: un equipo de nueve personas, en comparación con 21 en el 2017, y activos en aproximadamente el 30% de su pico de US$ 1,100 millones. Pagar US$ 100,000 de alquiler mensual por oficinas en Manhattan que ya no están en uso se estaba volviendo insostenible.
“Estamos ajustando nuestra estructura de costos para saber que somos estables”, dijo Ajata “AJ” Mediratta, presidente de Greylock, por teléfono.
Parafernalia Greylock
Antes de que la pandemia confinara a sus empleados en los suburbios, Greylock era conocido por sus reuniones llenas de parafernalia que hacía en sus oficinas de Manhattan.
Los socios a menudo organizaban encuentros con dignatarios en un espacio verde que habían creado en la terraza de la oficina del centro de la ciudad. Allí instalaban pancartas para Argentina, Grecia, Mozambique y otras naciones a las que habían apoyado en la reestructuración de su deuda.
En su apogeo, la fiesta de verano en barco de Greylock reunía a los más reconocidos banqueros y operadores de mercados emergentes.
“Nos identifican como los tipos amigables de las reestructuraciones”, dijo Mediratta. “Queremos hacer dinero, pero somos agradables”.
Hans Humes, exejecutivo de 56 años de Lehman Bros Inc., fundó Greylock en 1995 como una empresa conjunta con Van Eck Associates, y comenzó con la estrategia en 1997. La firma se convirtió en un fondo de cobertura alrededor del 2004. Humes, un ávido amante de la naturaleza, bautizó a la firma según el nombre de la cima más alta en Massachusetts, donde solía esquiar.
Mediratta, amigo de Humes, se unió en el 2008 a Bear Stearns Cos., donde supervisó los mercados internacionales de capital de deuda. En total, los socios de Greylock han participado en más de 50 comités de acreedores en más de 30 países, desde la década de 1980 y principios de la década de 1990, incluida la reestructuración de deuda de varios países que tenían bonos Brady.
El viaje a Irán
Entre sus acuerdos más notables figura Grecia, donde Greylock fue el único acreedor estadounidense en el comité directivo para negociar la reestructuración de la deuda del país.
El fondo de cobertura también copresidió un comité directivo antes de la reestructuración de deuda de Argentina en 2005, y estuvo entre los tenedores de bonos que rechazaron la oferta de 30 centavos. Los socios de la firma han participado en al menos cinco procesos en Argentina.
Siempre en busca de una posible oportunidad de inversión, Humes viajó con su hijo de 20 años a Teherán en 2015 para aprender más sobre Irán mientras negociaba con EE.UU. para poner fin a las sanciones.
“Hans ha estado involucrado en todas las principales reestructuraciones de deuda soberana durante los últimos veinte años. Es talentoso y tiene el conocimiento”, dijo Jay Newman, exgerente de cartera de Elliott Management que supervisó la larga batalla del fondo de cobertura con Argentina, en un correo electrónico.
En las conversaciones sobre deuda, Greylock a menudo desempeña un papel descomunal en relación con su tamaño, y muchas veces se ofrece como voluntario para liderar las negociaciones, incluso si su inversión es pequeña, según un asesor de reestructuración que pidió no ser identificado.
Si bien la firma quiere ser constructiva, los funcionarios de Gobierno a menudo la reciben con escepticismo, dijo la persona.
Un bajo desempeño
La empresa estaba tratando de recuperarse de pérdidas de 3% en 2019 por operaciones de crédito privado que salieron mal y sanciones petroleras más estrictas que impactaron la deuda venezolana cuando surgió la pandemia de COVID-19.
El fondo insignia de Greylock cayó cerca de 14% el año pasado cuando el virus afectó los activos de riesgo. Argentina y Venezuela lideraron en pérdidas y la firma continuó anulando algunas operaciones de crédito privado, según Mediratta.
Los retiros de los inversionistas fueron impulsados principalmente por el bajo rendimiento. La firma se sintió afectada por un retiro particularmente grande de una institución preocupada por inversión de responsabilidad social que no se sentía cómoda con la imagen que proyectaba a través de una inversión en países como Mozambique.
Ante la falta de dinero nuevo, los activos caerán a alrededor de US$ 350 millones para fines de marzo. A pesar de las pérdidas recientes, el fondo insignia ha tenido rendimientos anualizados de 11% desde su creación, superando al fondo de cobertura promedio y al índice de deuda de mercados emergentes de referencia de JPMorgan Chase & Co. en el mismo lapso.
Oficina en los suburbios
La firma está en conversaciones con sus principales inversionistas restantes, confiando en que el negocio puede “reorganizarse con éxito y continuar como una empresa en marcha” después de la bancarrota, según una presentación judicial del 31 de enero firmada por el director financiero, David Steltzer.
El fondo de cobertura abrió una pequeña oficina en Stamford, Connecticut, el año pasado para facilitar en transporte a los empelados de la firma, reduciendo así la necesidad de una gran oficina en el centro de Manhattan.
“No estoy seguro de que una oficina física valga la pena en el nuevo entorno empresarial”, dijo Humes, quien evitaba trabajar desde la oficina incluso antes de la pandemia.
Mirando hacia el futuro, Mediratta y Humes dijeron que la pandemia ha creado una gran cantidad de oportunidades, particularmente en África. “Preferiríamos centrarnos en eso que en una oficina donde no hay nadie”, dijo Mediratta.
Greylock solicitó la protección del Capítulo 11 bajo la disposición del subcapítulo V, que se introdujo el año pasado para hacer que el proceso de bancarrota sea más barato y fácil para las pequeñas empresas.
El caso es Greylock Capital Associates LLC, 21-22063, Tribunal de Quiebras de EE.UU., Distrito Sur de Nueva York.