La crisis económica y la hiperinflación en Venezuela han hecho que las tarjetas de crédito sean inútiles, pero una nueva aplicación “compre ahora y pague después” está llevando a los clientes de regreso a los comercios.
La semana pasada, los clientes en Caracas acudieron en masa a Venelectronics, una gran tienda de electrodomésticos, en busca de ofertas del Black Friday. Sus compras fueron financiadas por Cashea, que ha sumado más de 1.2 millones de clientes en poco más de un año gracias a la demanda acumulada de crédito de consumo.
Casi nueve de cada 10 clientes compraron televisores de pantalla plana y freidoras de aire con Cashea, según Alexander Guillén, cajero de Venelectronics.
La aplicación fue creada en Argentina, pero “hecha para Venezuela”, explica el cofundador Pedro Vallenilla, de 35 años, en entrevista desde Buenos Aires.
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El Gobierno socialista de Venezuela esencialmente cortó el crédito a principios de 2019 para ayudar a frenar una inflación de seis dígitos. Las medidas del banco central redujeron drásticamente el aumento de los precios al consumidor, pero restringieron fuertemente los préstamos bancarios y la demanda de los consumidores.
En la actualidad, la mayoría de las tarjetas de crédito tienen límites mensuales de unos US$ 60. Y a marzo, el crédito de consumo representaba solo el 2% del total de las carteras bancarias en Venezuela, según la consultora Albus Data, con sede en Caracas.
“Ha permitido que Cashea llene un vacío enorme”, dijo Vallenilla sobre la aplicación, que cobra a las tiendas minoristas un porcentaje de cada transacción. “Los comercios dijeron ‘basta’, tenemos que buscar una solución para darle acceso a los consumidores venezolanos a sus productos’”.
Más del 95% de los usuarios de Cashea nunca han tenido acceso al crédito, afirma Vallenilla, y agrega que la edad promedio de los clientes es de alrededor de 30 años. La aplicación utiliza desde metadatos hasta la ubicación geográfica para diagnosticar la solvencia de un usuario y permite a los consumidores pagar en cuatro cuotas sin intereses, interviniendo solo en caso de pagos atrasados.
El manicurista Cristián Nieves, de 23 años, dijo que compró un teléfono móvil el mismo día que descargó la aplicación en julio. Aprovechó los descuentos del Black Friday para comprar US$ 120 en regalos y ropa, financiando la mitad con Cashea.
Los servicios “compre ahora y pague después” se han vuelto cada vez más populares en todo el mundo, y ayudaron a los compradores del Black Friday en Estados Unidos a estirar sus presupuestos a una cifra récord de US$ 9,800 millones en gasto en línea este año.
Aunque estos servicios pueden ayudar a los consumidores a eludir el aumento de las tasas de interés de las tarjetas de crédito, sus detractores afirman que su uso alimenta el gasto irresponsable y los crecientes problemas de endeudamiento.
Vallenilla estima que Cashea sumará otros 800,000 nuevos usuarios en Venezuela entre el Black Friday y fin de año, un promedio de 20,000 al día. Desde el lanzamiento de la aplicación en octubre de 2022, las tasas de morosidad han caído del 3% al 1.8%, explicó.
La aplicación recaudó más de US$ 1 millón en su primera ronda de inversión en 2022. Vallenilla declinó ofrecer detalles sobre futuras iniciativas de recaudación de capital, pero dijo que quiere expandir su negocio a otros dos países el próximo año.
Hasta ahora, Cashea ha cambiado las reglas del juego para los minoristas afiliados, que han visto dispararse las ventas. El precio promedio de las transacciones ha aumentado un 30%, hasta US$ 90, desde la introducción de la aplicación, según datos de la startup de tecnología financiera.
“Lo que Cashea ha demostrado es que, si les das facilidad de pago al consumidor, este puede estar incentivado a consumir más”, afirma Henkel García, director de Albus Data.
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