La Comisión Europea (CE) dio luz verde para que el grupo farmacéutico estadounidense AbbVie adquiera, con condiciones, a su competidor irlandés Allergan, una operación valorada en US$ 63,000 millones (55,350 millones de euros).
En concreto, las empresas tendrán que vender a un tercero un producto que está desarrollando Allergan para luchar contra las enfermedades intestinales inflamables, de modo que no se reduzca la oferta o aumente el precio de los tratamientos para estas dolencias incurables.
La decisión del Ejecutivo comunitario “asegura que la fusión entre AbbVie y Allergan no interrumpirá el desarrollo de prometedores tratamientos innovadores para estas enfermedades” que “duran toda la ida y tienen efectos devastadores en la vida de millones de personas”, declaró en un comunicado la comisaria europea de Competencia, Margrethe Vestager.
La Comisión considera que la operación, tal como se había notificado, habría hecho que AbbVie dejase de desarrollar el producto en el que trabaja Allergan, ya que la estadounidense está desarrollando uno del mismo tipo contra esta clase de enfermedades, entre las que se incluye la enfermedad de Chron.
Esto hubiera dejado solo dos medicamentos en desarrollo capaces de competir con el de AbbVie, según la investigación comunitaria.
Para recibir el visto bueno de Bruselas, el grupo farmacéutico se ha comprometido a ceder el producto de Allergan, incluidos su desarrollo, fabricación y derechos de comercialización a nivel mundial, a un comprador que continúe desarrollando el medicamento.
El grupo resultante de la operación -por la que los accionistas de Allergan recibirán 0.866 títulos de AbbVie y US$ 120.30 en efectivo por cada una de sus acciones- mantendrá su cuartel general en North Chicago (Illinois, EE.UU.) y seguirá dirigido por Richard A. González, actual presidente y consejero delegado de AbbVie.
Una vez cerrada la fusión, los accionistas de AbbVie controlarán el 83 % del conglomerado, mientras que el 17% restante será para los dueños de los títulos de Allergan.
En el 2016 la farmacéutica irlandesa, que comercializa el botox, estuvo a punto de fusionarse con el estadounidense Pfizer, fabricante del Viagra, que renunció finalmente a la operación.