La oferta de la canadiense Lundin por el control de la mina de cobre Caserones de Chile ocurre pese a la incertidumbre sobre posibles cambios de regalías e impuestos, una señal de que los inversionistas podrían estar recuperando la confianza en el mayor productor mundial de cobre.
La semana pasada, Lundin acordó pagar US$ 950 millones por 51% de la mina y calificó el acuerdo como “un respaldo de que creemos que las discusiones sobre impuestos y regalías mineras van en la dirección correcta”.
El trato causó cierta sorpresa. En los últimos 18 meses, grandes mineras han expresado reparos: BHP dijo que podría reevaluar sus inversiones dependiendo del ajuste tributario, mientras que Freeport-McMoRan ha dicho que pospondría decisiones de inversión debido a la incertidumbre política.
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Pero con perspectivas más prometedoras para invertir y el aumento de la demanda mundial del metal clave para la energía verde, la renuencia ha disminuido, dicen los expertos.
Por su parte, la ministra de Minería, Marcela Hernando, dijo el jueves a Reuters que se sentía “segura” de que la industria había sido tomada en cuenta en la propuesta de regalía minera y que había visto indicios de que la inversión avanzaba.
“Lo que uno observa son otras señales, es cosa de observar cómo se han ido materializando algunas inversiones, como hace unas semanas se concretó un negocio muy importante (Caserones)”, afirmó durante una entrevista previa a la Conferencia Mundial del Cobre CRU-Cesco.
“La verdad que esto no nos parece que sea una alerta o que nos preocupemos porque se vayan a ahuyentar las inversiones”, agregó.
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Una nueva propuesta de constitución que, entre otros cambios, habría dado al Estado mayor control sobre la minería fue rechazada por los chilenos en setiembre pasado, mientras que un ambicioso plan de reforma tributaria fue votado negativamente por el Congreso en marzo.
En tanto, el plan del gobierno para una nueva regalía minera, actualmente en trámite en el Congreso, se ha atenuado entre las quejas de la industria de que una mayor carga fiscal en un momento en que los yacimientos enfrentan menores leyes dañaría la competitividad del país.
Pese a los últimos ajustes, aún la industria considera excesiva la carga tributaria máxima que conllevaría el proyecto.
“En la medida que se ha ido moderando el proyecto de ley, algunas compañías ya han podido llegar a un nivel de riesgo compatible con decisiones de inversión, como este caso de Lundin”, dijo Juan Carlos Guajardo, jefe de la consultora Plusmining en Santiago.
“Algunas compañías tienen una visión más optimista sobre la evolución final del proyecto de ley de royalty, lo que anima a decisiones de inversión, pero hay otras que aún están en modo ‘wait and see’”, agregó.
La también canadiense Teck Resources, que logró a fines de marzo su primera producción de concentrado en Quebrada Blanca 2, inició este año el pedido de un permiso ambiental para aumentar la capacidad de procesamiento del proyecto por US$ 3,000 millones.
Activo interesante
Lundin dijo que considera elevar su participación al 70% de la mina por 350 millones de dólares adicionales, pero que “continuaría evaluando cualquier cambio potencial en regalías e impuestos” como un factor en esa decisión.
La compra de Lundin a JX Nippon Mining & Metals llega en un momento en que las firmas experimentan mayores retrasos en sus permisos, mientras crece la oposición de comunidades locales. Algunos proyectos han sido rechazados por el gobierno o los tribunales por motivos de impacto ambiental.
Caserones, a 4,300 metros sobre el nivel del mar, ha enfrentado huelgas laborales y demandas de agricultores, que se han quejado de la extracción excesiva de agua.
Desde entonces, la justicia aprobó un plan de reparación ambiental y Lundin dijo a Reuters que uno de los “objetivos principales de la empresa es minimizar los posibles impactos ambientales mediante la implementación de controles de gestión ambiental”.
La compañía agregó que su operación cercana Candelaria usa agua desalinizada y tiene un mínimo garantizado del 80% de electricidad de fuentes renovables.
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Caserones “es un proyecto que siempre ha tenido complejidades técnicas que le han impedido conseguir muy buenos resultados, pero es un activo muy interesante, funcionando y con expectativas de expansiones”, dijo Jorge Cantallopts, director ejecutivo del Centro de Estudios del Cobre (CESCO) en Santiago.
Lundin sigue confiando en el futuro del proyecto, que inició operaciones en 2014 y tiene una producción anual en torno a 100,000 toneladas de cobre.
Peter Rockandel, CEO de Lundin Mining, dijo que la firma “no tiene preocupaciones en seguir adelante” durante una conferencia telefónica con los medios luego del anuncio del acuerdo.
La compra es compatible con la tendencia emergente de la industria de comprar versus construir, dijo Christopher LaFemina, analista de Jefferies, con la caída en los precios de las acciones y el alza de costos de desarrollo que favorecen la compra en lugar de construir, incluso a “precios premium”.
“El momento óptimo para buscar adquisiciones importantes es ahora”, dijo LaFemina en un informe, y agregó que la ventana podría cerrarse si los inversionistas esperan que “mejore el entorno macro”.
Fuente: Reuters
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