Las instituciones gubernamentales no pueden abordar por sí solas el cambio climático, lo que impone una carga a las empresas para que ayuden a abordar el tema, dijo Larry Fink, director ejecutivo de BlackRock Inc.
Abordar el desafío “requiere una planificación real a largo plazo”, sostuvo Fink en una entrevista con el editor en jefe de Bloomberg News, John Micklethwait. Eso no se ajusta a muchos gobiernos, que operan en ciclos de dos o cuatro años, indicó.
“El cambio climático no va a ser solucionado por un banco central”, dijo Fink en el Foro Económico Mundial en Davos.
La semana pasada Fink advirtió a las empresas estadounidenses que la emergencia climática global afectará los negocios antes de lo que muchos líderes esperan. Esbozó un plan para que BlackRock adopte medidas relacionadas con el cambio climático para administrar sus US$7.000 millones en activos de clientes. Escribió que “todos los gobiernos, empresas y accionistas deben enfrentar el cambio climático”, y que las compañías deberán revelar más información sobre sus riesgos relacionados con el clima.
Su mensaje llegó en el contexto de los catastróficos incendios forestales de Australia, que asolaron un área equivalente al doble del tamaño de Suiza. El año pasado fue el segundo más caluroso del que se tenga registro en los 140 años de datos.
Fink también sostuvo que el cambio climático será una fuerza disruptiva que podría tener implicaciones sociales. La posibilidad de que aumenten los costos de los seguros contra desastres como inundaciones e incendios podría presionar aún más a las familias con problemas de liquidez, por ejemplo, mientras que los impuestos al carbono pueden ser regresivos.
“Tenemos que ser reflexivos con las soluciones”, dijo. “Entendemos el impacto social”.
BlackRock también informó la semana pasada que incorporaría la sostenibilidad en sus procesos de inversión. Si bien eso incluirá la venta de acciones y bonos de productores de carbón térmico en sus fondos de gestión activa, será más difícil aplicar las medidas a su grupo de inversiones pasivas, que tienen cerca de US$ 5,000 millones en activos.
Fink señaló que el papel de BlackRock como fiduciario -es decir, salvaguardar los activos de los clientes- influye en su enfoque para la toma de decisiones. Por ejemplo, legalmente no podría retirar fondos de clientes de todos los productores de combustibles fósiles en fondos que monitorean los índices que incluyen esas compañías.
“No es mi dinero”, dijo Fink. “Si un cliente me da un contrato para invertir en el índice S&P 500”, indicó, la empresa no podría invertirlo en “el S&P 497”.
La firma aseguró que duplicará su número de fondos sostenibles negociables en bolsa a 150 y presionará a los proveedores de índices para que creen más puntos de referencia ambientales, sociales y de gobernanza.
Las propuestas climáticas de Fink se conocen después de un año en el que activistas y organizaciones sin fines de lucro protestaron contra BlackRock por lo que llamaron una actitud laxa hacia el cambio climático.