En la diversificación de la matriz energética, el biodiésel ha ido haciéndose un espacio en el Perú. Desde el Gobierno, la promulgación de la Ley de Promoción de los Biocombustibles estableció que dicho hidrocarburo participe con el 5% en la producción (mezcla) de diésel. Sin embargo, el mismo se está desarrollando más allá de esa obligación con empresas como Reborn Perú, que lo elabora a partir de aceite vegetal usado y alista un plan de ampliación de acopio y capacidad productiva.
Jesús Herrera Guillén, fundador y gerente general de Reborn Perú, señaló que la compañía recoge aceite usado de alrededor de 100 restaurantes y hoteles en seis ciudades del Perú para su conversión a biodiésel en su planta de La Molina. Desde esas instalaciones, abastece a clientes en Lima.
“Son principalmente empresas de logística que tienen flotas y requieren el biodiésel para esas unidades. Son clientes que también desarrollan actividades relacionadas con la protección del medio ambiente”, comentó a Gestión.
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En el segundo semestre del 2023, Reborn Perú planea extender el acopio del aceite usado —que es agente contaminante para el ambiente— a 10 ciudades del país; y el 2024, apunta a ampliarlo a todas las regiones. Asimismo, prevé empezar a comercializar el biodiésel fuera de Lima. En particular, apuntará a Tumbes, Arequipa, Cusco y Tacna.
“Vamos a abastecer a pequeñas y medianas empresas, es nuestro objetivo”, anotó el ejecutivo, tras precisar que su empresa no participa en las licitaciones de compra de biodiésel de las refinerías de combustible, establecidas en el marco de la referida ley.
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Ampliación de capacidad de producción
En el 2022, Reborn Perú concretó el incremento de su capacidad de producción de biodiésel a más de 10,000 galones mensuales, tras postergar esta iniciativa por la pandemia. A la fecha, la planta opera solo al 30%, pero la empresa ya avizora una nueva expansión.
“Ahora podemos triplicar la producción —con las actuales instalaciones—, pero el 2024 prevemos volver a triplicar o hasta quintuplicar la capacidad para procesar el aceite que vendrá de las nuevas ciudades y atender a más clientes”, adelantó Herrera.
Para respaldar estos planes, la compañía invertirá alrededor de US$ 200,000. De ese monto, el empresario detalló que el mayor porcentaje irá a la ampliación de la flota de acopio del aceite usado.
Aun con la mayor capacidad que alcanzaría, precisó que el volumen todavía no sería suficiente para atender a grandes clientes industriales. En cualquier caso, descartó participar en el futuro en licitaciones públicas para atender a las refinerías de Petroperú o Repsol.
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El glicerol, un subproducto con oportunidad
En la elaboración de biodiésel, Herrera refirió que el glicerol se presenta como un producto residual. Sin embargo, destacó que también tiene un potencial económico que su empresa ya está capitalizando.
“Ya estamos suministrando el glicerol a una empresa que lo trasforma en un producto para sacar brillo a las llantas. Este subproducto del biodiésel tiene muchos usos”, resaltó.
En efecto, explicó que dicho insumo también es demandado para la fabricación de varios productos en la industria farmacéutica. Sin embargo, reconoció que la atención a ese sector demandaría la implementación de procesos más complejos.
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CLAVES
- Impacto. El aprovechamiento de un litro de aceite usado evita la contaminación de 1,000 litros de agua.
- Norma. Inacal aprobó en septiembre del 2022 la nueva Norma Técnica Peruana de Gestión de residuos y manejo de aceites usados.
- Mercado negro. Reborn Perú advierte que 100,000 galones de aceite usado se vuelven a envasar ilegalmente cada mes y regresan al mercado o se derivan a la porcicultura informal.
- Alianzas. Reborn Perú participó con AJE e Inkaterra en un proyecto que convirtió a Machu Picchu en la primera maravilla “carbono neutral” del mundo, instalando una planta para producir biocombustible a partir de aceite usado en esa localidad. Espera replicar esa iniciativa en otras ciudades.