La demanda presentada por Epic Games, creador del popular videojuego Fortnite, contra Apple comienza a dirimirse este lunes en un tribunal de California, un proceso que será seguido de cerca por toda la industria tecnológica.
Epic Games cuestiona en este proceso el funcionamiento de las plataformas dominantes y su control del enorme negocio de las aplicaciones móviles.
Todo empezó durante el verano boreal pasado, cuando la casa editora de videojuegos desafió a Apple al ofrecer a sus jugadores comprar la moneda virtual de Fortnite más barata si pasaban directamente por su sistema de pago, y no por el de Apple, que cobra una comisión del 30% por estas transacciones.
Apple eliminó inmediatamente el juego de la App Store, su tienda de aplicaciones, imprescindible en iPhones y iPads para descargar aplicaciones.
Los fans del juego de “battle royale” (videojuego de supervivencia en primera persona) que solo tienen dispositivos móviles de Apple no han tenido acceso a actualizaciones desde entonces.
Epic Games presentó una demanda contra el grupo californiano por abuso de posición dominante.
Después de meses de intercambios legales y mediáticos, la jueza Yvonne González Rogers escuchará el caso durante tres semanas en Oakland, una ciudad cercana a San Francisco.
Ambas empresas han acordado un juicio sin jurado. Está previsto que Tim Cook y Tim Sweeney, jefes de Apple y Epic, respectivamente, comparezcan personalmente a declarar.
Por otro lado, salvo contadas excepciones, los equipos de abogados, prensa y público asistirán a las discusiones por teléfono o Zoom, como medida de precaución sanitaria por la pandemia de COVID-19.
“Perro que ladra pero no muerde”
Apple “ha construido un ecosistema para restringir la distribución de aplicaciones, excluir a sus rivales, dañar a la competencia y a los consumidores”, resumió Epic Games en documentos presentados a la corte a principios de abril.
El fabricante del iPhone ha sido reiteradamente señalado de ser juez y parte, ya que fija las reglas para ingresar a este mercado de al menos 1,000 millones de personas y también establece su comisión por transacciones, a la vez que ofrece sus propias aplicaciones.
La App Store es un “milagro económico”, respondió Tim Cook en una entrevista de podcast del New York Times a principios de abril.
“Apple ha ayudado a construir una economía que genera más de US$ 500,000 millones al año y solo obtiene una pizca de esa cantidad por toda la innovación que ha facilitado y los costos de operación”, dijo.
El grupo tecnológico ha argumentado durante años que su comisión de entre 15% y 30% sobre las ventas realizadas a través de la App Store se encuentra en un nivel estándar y sirve para garantizar el correcto funcionamiento y la seguridad de la plataforma.
“Epic utilizará su enorme base de usuarios (alrededor de 350 millones de jugadores de Fortnite registrados en todo el mundo), que no tiene equivalente, para generarse apoyo a través de las redes sociales”, comenta Dan Ives, analista de Wedbush Securities.
Pero señala que la defensa de Apple está bien aceitada y no ha fallado desde hace años.
“Wall Street ve esta amenaza como un perro que ladra pero no muerde. Cuando Apple gane, creemos que fortalecerá el control del grupo sobre su App Store y sus pagos”.
“Futuro de la informática móvil”
Tomando en cuenta las apelaciones y recursos, la batalla legal podría durar años. Pero también podría influir en el debate actual sobre la ley de competencia. Porque Epic no está solo en esta cruzada.
En el otoño boreal, se alió con una docena de empresas, incluidos los servicios de streaming de música Deezer y Spotify, bajo el lema “Coalition for App Fairness” (coalición por la igualdad para las aplicaciones).
Varios reguladores antimonopolio de Estados Unidos están investigando las prácticas de Apple, así como las de la plataforma de comercio en línea Amazon.
Y el viernes, la Unión Europea, a propósito de una demanda de Spotify, estimó que el fabricante del iPhone “distorsiona la competencia” para desbancar a sus rivales, en particular gracias a comisiones “muy altas” de las que están exentas de facto sus propias aplicaciones.
En Android, el sistema operativo de Google, ampliamente predominante en los teléfonos inteligentes, la tienda de aplicaciones funciona de manera similar, con una diferencia importante: se permiten otras plataformas de descarga.
La demanda “aborda un acuerdo contractual específico sobre las compras en las aplicaciones, desde la perspectiva antimonopolio. Pero la verdadera pregunta, para mí, es: ¿realmente queremos un ecosistema en el que todas las aplicaciones tengan que pasar por la misma puerta, que es controlada por el desarrollador de los dispositivos y del sistema operativo móvil?”, cuestiona Erik Stallman, profesor de derecho en la Universidad de Berkeley.
“Es el futuro de la informática móvil el que está en juego”.