Las protestas en el sur del país siguen escalando y ya han cobrado la vida de varios peruanos, situación que ha sido acentuada en Puno, en donde la cifra de muertos ascendió a 17.
Esta región tiene indicadores económicos que podrían dar algunas luces sobre el malestar, pero que también podrían verse deteriorados por el clima turbulencia social.
En principio, según datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), Puno tiene una población alrededor de 1.2 millones (4% de la cifra nacional) con un alto componente rural (46% frente al registro nacional de 20%).
Empresas y principales productos
Un reporte del INEI de setiembre del año pasado informa que el departamento tuvo 68,774 empresas formales en el 2020 (2.5% del total), la mayoría de ellas microempresas (66,122). Por sector, se expone una concentración importante de las comerciales (28,418) y servicios (25,399).
Sus principales productos están relacionados con los rubros minero y agrícola, entre los que se encuentran plomo, oro, cobre, estaño o café.
Miguel Pintado, economista e investigador del Centro Peruano de Estudios Sociales (Cepes), señaló que el departamento destaca por su especialización agropecuaria y, en menor medida, minera. Las protestas, en consecuencia, impcatarán en estos sectores, además de en comercio y algunos servicios.
“El canal de impacto, por un lado, es que las protestas absorben mano de obra disponible para producir. Algunos centros de distribución o comercialización están cerrando o reduciendo horas. Todo esto también encarece el transporte, que impacta a lo largo de la cadena productiva”, anotó.
Fernando Gonzáles, economista del Instituto Peruano de Economía (IPE), señaló también la sensibilidad del comercio, pero sobre todo la pérdida de producción que habría en el agro por su vínculo con los perecibles.
Del mismo modo señaló el impacto en servicios, por el lado de turismo, en un contexto en el que se acercan fiestas clave como la Candelaria.
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“Servicios, agropecuario y comercio representan la mitad de la economía de Puno. La actividad económica va de la mano con el empleo, sobre todo en estos sectores que son intensos en mano de obra”, apuntó.
Agregó que el impacto es más acentuado por la informalidad en esos sectores. “Muchos de esos trabajadores no están asegurados, por lo que si paran dejan de recibir ingresos. Esto pasa sobre todo en los comercios, que muchas veces tienen que cerrar”, anotó.
Salario medio y necesidades insatisfechas
Una publicación del INEI, de noviembre del 2022, indica que el ingreso medio proveniente del trabajo en Puno fue de S/805 en el 2021, el segundo registro más bajo luego de Huancavelica, y lejos de la cifra nacional (S/1,327).
Ligado al bienestar, según data de la misma entidad al 2021, el 20.5% de la población de esa región no satisface al menos una necesidad básica.
“Fuera de Lima y los principales plazas del país, los ingresos son más bajos, pues se trata de zonas con un mayor componente rural y con actividades de un menor retorno. Puno tiene incidencia en la actividad agropecuaria, donde hay ingresos bajos respecto a otras actividades. Minería sí genera mayores retornos, pero no concentra mucho empleo. Por otro lado, el no satisfacer necesidades básicas es más común en lugares de mayor población rural dispersa“, indicó Pintado.
Gonzáles hizo a la posición de Puno en el Índice de Competitividad Regional del IPE: 21 de 25 regiones. Destacó que el departamento se encuentra rezagado en los pilares de infraestructura, salud y entorno económico.
“Por el lado infraestructura, solo el 45% de su población tiene acceso a los servicios de electricidad, agua y desagüe, mientras que a nivel nacional (este indicador) es de 70%. En salud, hay un 70% de niños entre 35 meses y 6 años con anemia, y ello impacta en el desarrollo de estos en el largo plazo. En entorno económico, el sector agropecuario no es moderno, y, por lo tanto, hay una baja productividad con alta informalidad. Todo ello explica la falta de competitividad de Puno”, apuntó.
Agregó que, si bien el indicador ha mejorado respecto a años pasados, podría haber una percepción de que sus pares lo han hecho en mayor medida, lo que puede explica en parte el malestar social.
PBI, inflación e inversión
El PBI de Puno creció en 2.9% hasta setiembre del año pasado. Sin embargo, tuvo una ligera contracción (-0.6%) en el tercer trimestre, según el INEI (1.7% a nivel nacional).
Según analistas, las protestas de diciembre podrían traer hacia abajo sus resultados del último bloque del año previo. Miguel Pintado espera que el primer trimestre del 2023 se vea afectado por la misma razón.
Asimismo, resaltó el impacto de las protestas por el lado de inflación, debido a los bloqueos. Cabe indicar que el dato de variación de precios de Puno es de 8.91%, por encima del registro nacional (8.56%). “Cuando hay protestas se generan desequilibrios en la oferta, lo que puede agravar un contexto de inflación que ya es alta, sobre todo en los focos en conflicto”, apuntó.
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Por otro lado, Phase Consultores indicó que, para Puno, se tiene previsto que la inversión privada aporte 5.1% en su PBI del 2023, pero esta estaría en riesgo por las protestas.
“La mayoría son proyectos mineros, pero, en general, son operaciones de mantenimiento de las minas existentes (alrededor de US$ 180 MM). A eso le sumamos los estudios de impacto ambiental (EIA) y estudios preliminares de los proyectos anunciados (Falchani, Corani, Macusani, Ollachea), que serían alrededor de US$ 20 MM. En el escenario de riesgo podríamos considerar que en vez de US$ 200 MM en minería en Puno se inviertan solo US$ 130 MM - US$ 150 MM”, anotó.