La capacidad del mundo para controlar el contagio del virus y recuperarse completamente de la peor recesión en tiempos de paz desde la Gran Depresión podría depender de la decisión de formuladores de política este semana.
Dado que los mercados emergentes y las naciones en vías de desarrollo se enfrentan a emergencias de salud, un colapso de la demanda y escasez de efectivo, los guardianes de la economía global están bajo presión para aliviar las tensiones en las reuniones por video conferencia del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
“Es un momento decisivo”, dijo Maury Obstfeld, execonomista jefe del FMI. “Esta sería la mayor crisis mundial que hemos enfrentado en el período de posguerra”.
Habiendo tomado todas las medidas para apoyar a sus economías individuales, si los países del G20 no actúan ahora podrían consignar al mundo a “reservorios de enfermedades” y provocar emigración desde los países pobres a “una escala bíblica”, dijo Obstfeld, ahora profesor de University of California, Berkeley.
La falta de medidas contundentes podría acelerar el incumplimiento de la deuda y obstaculizar cualquier tipo de recuperación sólida de la economía mundial. El aumento del dólar ha sido particularmente doloroso para los países que obtuvieron préstamos en dólares y que ahora tendrán dificultades para cubrirlos, especialmente a medida que caen sus exportaciones.
Ministros de Finanzas y banqueros centrales del G20 se reunirán por teleconferencia el miércoles. Planean considerar congelar los pagos de préstamos gubernamentales bilaterales para países de bajos ingresos, dijo un funcionario familiarizado con las discusiones.
Esto se ajusta a un plan defendido por Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI, y el presidente del Banco Mundial, David Malpass. En marzo, el Banco Mundial estimó que este año se vencen US$ 14,000 millones en pagos por servicios.
El temor es que si los mercados emergentes están rezagados, “significa más un tipo de recuperación en forma de U o de L para Estados Unidos y las economías globales”, dijo Nathan Sheets, exfuncionario del Tesoro de EE.UU. que ahora es economista jefe de PGIM Fixed Income.
Si bien EE.UU., Europa y Japón han abierto los grifos monetarios y presupuestarios para luchar contra el Covid-19 y sus consecuencias económicas, muchas economías emergentes carecen del alcance para hacerlo.
Economistas de Morgan Stanley proyectan que los mercados emergentes, excluyendo a China, se contraerán 4.1% en el trimestre actual, una caída más profunda que el 3.1% del primer trimestre del 2009 cuando el mundo estuvo en crisis por última vez, aunque menos profunda de lo que se esperaba en las economías más ricas.
También estimaron en un informe del 3 de abril que la tasa máxima de crecimiento durante la recuperación para esas economías será de 6% en el segundo trimestre del 2021 frente a 7.7% en el mismo período del 2010.
El problema es aún más grave en las naciones más pobres, donde muchos habitantes no pueden practicar fácilmente el distanciamiento social y el lavado de manos regular que se ha vuelto de rigor en los países ricos.
Bajo este escenario, el FMI calcula que los mercados emergentes y los países en desarrollo necesitarán billones de dólares en financiamiento externo para combatir el virus, de los cuales solo una parte pueden cubrir por sí mismos, dejando brechas de cientos de miles de millones de dólares. La mitad de los 189 miembros de la organización internacional de préstamos ya están buscando ayuda.