La situación externa impone un riesgo a la baja en las proyecciones de crecimiento de todas las economías de Latinoamérica como el caso de Perú. Si Estados Unidos y China no tienen un buen desempeño el siguiente año, el país tendría que depender principalmente de la demanda interna para compensar los efectos negativos desde el exterior, señaló Daniel Velandia, economista jefe de Credicorp Capital.
Hay incertidumbre sobre la actividad de los dos principales socios comerciales de Perú, Estados Unidos y China, los cuales también son los países que más participan del Producto Bruto Interno (PBI) global, amenazando así su dinámica de crecimiento.
En el caso de Estados Unidos, su PBI real disminuyó en 0.9% (tasa anualizada) en el segundo trimestre del 2022 después de haber caído también en 1.6% en los primeros tres meses del año, lo que indica recesión técnica.
Asimismo, entidades como el Fondo Monetario Internacional (FMI) corrigieron (en julio) a la baja su proyección de crecimiento (de abril) para esa economía en el 2022 en 1.4 puntos porcentuales, al pasarla a 2.3%. Del mismo modo, la redujo en 1.3 puntos para el 2023, proyectando un crecimiento ahora de 1%.
Por su parte, el crecimiento económico de China alcanzó 0.4% interanual en el segundo trimestre (en el primer trimestre fue 4.8%), su nivel más bajo desde el 2020 (año de pandemia), como consecuencia de los estrictos confinamientos por COVID-19, en particular en las ciudades de Shanghái y Pekín.
La desaceleración aleja al país de su objetivo de 5.5% de crecimiento para el 2022, por lo que el FMI espera que el crecimiento sea de 3.3% (menor en 1.1 puntos a su proyección de abril), y para el 2023 un 4.6% (menor en 0.5 puntos). Ambos niveles alejados a lo que normalmente crece la economía china.
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Velandia mencionó que la proyección de crecimiento para Perú en el 2023 es de 2%, pero que, sin embargo, esta tiene un sesgo a la baja debido a esta coyuntura externa, la cual tendría un efecto directo en la economía nacional por una menor actividad comercial con China y, de forma indirecta, a través de un menor precio de los metales.
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Explicó que, de momento, el mercado considera que la potencial recesión global será corta y no tan profunda, pero ello va a depender de factores que hoy son inciertos como lo que suceda con la guerra entre Rusia y Ucrania, y la postura final de la Reserva Federal (Fed) respecto a su aumento de tasas.
Cabe indicar que la Fed aumentó, en su última reunión de julio, su tasa de referencia en 75 puntos básicos, ubicándola en un rango objetivo de 2.25% y 2.50%. Con ello, su tasa ha subido en 225 puntos básicos desde marzo, y se prevé que pueda terminar entre 3.75% y 4% a fines del 2023.
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“Si Estados Unidos mantiene una senda de desaceleración, que es lo que se espera en los próximos trimestres, se van a conjugar factores que deberían sumar presiones a la baja al precio de los metales. Si asumimos una recesión corta y no tan profunda, potencialmente no se verían grandes impactos adicionales sobre los precios de los commodities; pero si no es el caso, habrían caídas más importantes”, apuntó Velandia.
El BBVA Research bajó su proyección para el precio promedio del cobre de US$ 4.32 la libra a US$ 3.91 en el 2022. Del mismo modo, en el 2023, la pasó de US$ 3.87 a US$ 3.33. La caída del precio, en el corto plazo se explica por la liquidación de posiciones especulativas, en línea con expectativas de menor crecimiento global, según la entidad.
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El economista jefe de Credicorp Capital mencionó que, bajo el actual escenario incierto, el Perú sería más dependiente de lo que suceda con su demanda interna (esta tiene como componentes a la inversión privada y pública, y al consumo privado y público).
Cabe resaltar que, según proyecciones del Banco Central de Reserva (BCR), la inversión privada y pública crecerían 0% y 2.1%, respectivamente, en el 2022, mientras que en el 2023 el avance sería de 1.6% y 2%, en cada caso.
En contraste, el BBVA Research proyecta más bien una caída de la inversión privada (-1.5%) y un ligero aumento en la pública (1%) en el 2022. Para el siguiente año, habría un aumento marginal de 0.1% en la privada, y una caída de 3% en la pública. Mientras que Macroconsult espera una caída de la inversión privada en 3.3% en el 2022 y de 2.3% en el 2023.
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“Se necesitan acuerdos entre gobierno y Congreso para sacar adelante reformas enfocadas en un mayor crecimiento económico, lejos de las que se han venido aprobando como el retiro de los fondos de pensiones, que, si bien generan un impulso en el corto plazo, tienen un efecto muy negativo en el mediano y largo plazo, y restan incentivos de inversión. Será clave que se mejoren también las condiciones del mercado laboral, para que la demanda interna, consumo privado y público sean motores de crecimiento en el 2023″, dijo Velandia a Gestión.pe.
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