¿Menos días de clases acentúan la brecha educativa? Sí, pero no es lo único. La modificación en el calendario escolar del 2025 deja en evidencia la falta de consideración con respecto a los otros asuntos que cimentan el camino de la enseñanza: la geografía, la conectividad y la logística que asume el personal, por ejemplo. Así lo señalan los expertos del rubro, quienes también detectan qué otras alarmas se encienden ante el precepto de que el regreso al colegio sea el 17 de marzo.
Como se recuerda, bajo la normativa del Ministerio de Educación (Minedu), el Año Escolar 2025 comprenderá 36 semanas lectivas (el tiempo en el que se desarrollan las clases en el año escolar) y 8 semanas de gestión. Una distribución menor en comparación con el 2024, que estuvo caracterizado por 39 semanas lectivas y 4 de gestión.
En vista de que las las instituciones privadas suelen comenzar sus clases antes, el retraso afecta principalmente a las escuelas públicas. No obstante, el quiebre, además de posicionarse en el nivel cognitivo, le abre paso a un plató de problemáticas detrás.
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Más allá de los aprendizajes
Daniel Alfaro, exministro de Educación y fundador de Pirka Consultoría, identifica una huella comunicacional alrededor de la reducción en los días del año escolar.
“Más allá de los aprendizajes, que ya en el 2023 representaron retos altos, el año pasado se ha sentido que el sector educación ha estado en un espacio de mucha conflictividad desde lo político. [...] Una serie de declaraciones le han dado al Minedu una posición más defensiva, más reactiva. Entonces, conocemos poco sobre cuáles son sus estrategias educativas, creo que comunicacionalmente no se ha logrado posicionar”, sostiene.
Refuerza su argumento al recordar que la ciudadanía ha estado más activa en términos educativos. Ejemplifica esta postura colectiva con el debate que se generó durante el foro APEC, cuando el Gobierno peruano sometió a los estudiantes a las clases virtuales. “Tuvimos una fuerte posición de la sociedad civil contra esa suspensión y hubo muchas voces preocupadas”, declara.
Localiza un malestar que se ha posicionado en la percepción común: “Ya en la agenda pública la educación ha perdido mucha prioridad”, resumen. Este quiebre en la opinión pública también lo observa Ramiro Salas, vocero del gremio de Educación de la Cámara de Comercio de Lima: “Esto tiene un impacto multifacético”, asegura.
En detalle, explica que la dimensión de la norma no tiene que ver con la cantidad de días calendario, sino con el anuncio detrás: “No por 5 días más o 5 días menos vamos a tener una educación mejor o peor, pero si adecuadamente enmarcamos lo que queremos obtener como parte de la gestión educativa, debemos pensar que el tiempo puede ser mucho mejor aprovechado. [...] De más está decir que lo más valioso es el tiempo, el mismo que debe estar en equilibrio con las necesidades del país”.
Alfaro convive con la misma perspectiva: “Más que la cantidad de días, es el mensaje que se envía. Estamos conscientes de las brechas que la pandemia ha dejado y, en esta conciencia, debemos despertar todo nuestro esfuerzo para reducirlas. Este tipo de políticas le envía una señal al sistema educativo, no es un incentivo correcto para que se esfuerce más, es una señal de que las cosas incluso pueden estar peor”, expresa.
El experto añade a la lista de dificultades del sector las “perforaciones inmensas a la meritocracia”, y cita a la reincorporación de docentes interinos a la Carrera Pública Magisterial. En suma, las impresiones grises alrededor del estatuto provocarían un inicio del año con una carga connotativa débil.
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Educación y trabajo: la correlación
Nancy Laos, exministra de Trabajo, se integra a las opiniones y considera que cualquier decisión en el ámbito educativo generará un impacto en el laboral —sobre todo a largo plazo— porque “la educación es la base”.
Se presta, entonces, de una correlación para revelar la necesidad de justificar el nuevo año escolar: “Es paralelo a lo que ocurre con los días feriados. Se reducen los días laborales y se incrementan los días no laborales con el objeto de que se incremente el turismo, lo que genera divisas y permite que la ciudadanía disfrute de conocer el país”.
Sin embargo, la reducción de los 5 días no guarda un vínculo con la mejora de la calidad educativa, al menos no se ha dado a conocer así ante la opinión pública. “Se tendría que explicar que el nuevo año escolar va a conllevar beneficios, si está orientada a modificar la currícula u otros temas importantes”, precisa.
“Espero que tengan una forma de recuperación”, agrega Salas. El representante de la CCL también conecta la formación académica con todos los segmentos que, posteriormente, “propician el desarrollo del país y aumentan su capacidad”. “Nos preocupa la educación porque son a los empresarios a quienes les interesa, más que a cualquier otro sector, una muy buena educación, así tendremos personas que estén en línea con la capacidad productiva de nuestro país, preparados en todos los niveles”, subraya.
Al mirar esta línea de tiempo que empieza en el nivel inicial y culmina en un puesto laboral, Salas define que los más afectados son los niveles básicos: el jardín y la primaria.
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Medidas atenuantes
Incluso frente a las condiciones adversas, los especialistas destacan disposiciones que podrían contribuir a paliar las fisuras sociales. Alfaro, exministro, por su parte, saluda la continuidad del proyecto Escuelas Bicentenario, que comprende una inversión de infraestructura educativa en 9 regiones del país y 21 distritos de Lima Metropolitana. “Es una buena muestra de cómo podemos acelerar el cierre de la brecha en el sector educativo. Ojalá ese proyecto pueda escalar”, manifiesta.
Laos, exministra, sugiere que el tiempo extraído de la agenda de los estudiantes sea invertido en el fortalecimiento de quienes lideran las aulas: “En estas horas de reducción, los profesores podrían recibir mejor capacitación para que se eleve el nivel académico. [...] Si la reducción de los días apunta a eso, bienvenida sea”, finaliza.
Redactora de Economía en diario Gestión. Periodista piurana con seis años de experiencia profesional en el rubro.
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