El financiamiento con tarjetas de crédito acentuó su caída en setiembre, en un contexto de contracción del consumo de las familias.
Al término del noveno mes del año, el saldo de estos créditos decreció 12.6% respecto de setiembre del 2019. El año pasado la financiación con tarjetas creció 13.4%.
Tal involución en la pandemia está siendo acompañada de una reducción en el número de plásticos en manos de las personas.
Un reporte del BCR muestra que de los 3′268,000 personas con tarjetas que había a febrero, 935,000 redujeron el número de plásticos en sus billeteras hasta agosto.
Incluso 466,000 se quedaron sin ningún plástico. Según estadísticas de la Asociación de Bancos (Asbanc), al cierre de agosto las tarjetas otorgadas por bancos y financieras totalizaron 6.5 millones.
Restricciones
“Se observa que debido a los menores niveles de gasto de las personas por efecto de las restricciones de movilidad, los menores ingresos y la incertidumbre económica, se redujo tanto el saldo como el número de tarjetas de crédito en poder las personas”, señala el informe del BCR.
La disminución de los plásticos se explica, sobre todo, por las cancelaciones que han realizado las propias entidades financieras ante la elevación del riesgo por la crisis del covid-19, señalaron gerentes del sector financiero.
“Entre abril y agosto, la posición de la banca ha sido extremadamente defensiva, es decir, no hemos estado explorando nuevos negocios, hemos estado tratando de cancelar tarjetas de crédito y de reducir líneas”, indicó a Gestión un banquero.
Así, se dejó de prestar y se cancelaron los plásticos a los clientes identificados como de mayor riesgo. “Por ejemplo, si un tarjetahabiente dejaba de pagar su deuda, se le refinanciaba, pero ya no tenía tarjeta”, indicó el ejecutivo.
Al subir la probabilidad de incumplimiento de las deudas en la actual coyuntura, los bancos han rebajado su apetito por riesgo, coincidió en señalar otro ejecutivo. “Han optado por suprimir un grupo importante de tarjetas”, dijo.
Costos
Otro factor que incide en la cancelación de plásticos y en el recorte de líneas de crédito está vinculado a la reducción de costos por parte de las entidades financieras. “Desde el año pasado la regulación estableció que las líneas no utilizadas de las tarjetas generan requerimientos de capital, es decir, que representan un mayor gasto para la banca”, explicó uno de los entrevistados.
Entonces, en un contexto de racionalización de costos, las entidades financieras están recortando líneas y dando de baja los plásticos que no se están usando, dijo. “Una tarjeta que no ha tenido movimiento en seis meses difícilmente se reactiva, y las que tienen 12 meses sin actividad están muertas”, agregó.
Membresía
Asimismo, en menor medida, un grupo de tarjetahabientes proactivamente ha cancelado sus plásticos, indicaron las fuentes.
Es una forma de evitar el pago de la membresía de tarjetas que no se están usando, pero principalmente responde a la baja inclinación a tomar financiamiento, dadas las expectativas negativas sobre el futuro económico, dijeron.
“La colocación de nuevos plásticos aún va a estar lenta. Quizá empecemos a ver un poco más de apetito hacia el primer trimestre del 2021, pero por ahora lo que estamos haciendo es trabajando con la base de clientes que ya tenemos”, afirmó un banquero.
Cambios en mapa de riesgo de deudores
Walter Leyva, docente de ESAN
El mapa de riesgo de los clientes de la banca minorista, que incluye a las personas como a las micro y pequeñas empresas, está cambiando durante la pandemia.
Hoy existe incertidumbre de entidades financieras respecto a la capacidad de pago incluso de sus buenos clientes. Y es que también entre los trabajadores dependientes hay dudas sobre su estabilidad laboral y la reducción de sus niveles de ingresos.
En este contexto de mayor riesgo crediticio y de menor actividad económica se explica el menor uso de las tarjetas de crédito y las políticas más restrictivas de los bancos, pues ahora para otorgar tarjetas de crédito realizan evaluaciones más exigentes.
También ha ido cambiando, en este periodo, el comportamiento de las familias hacia una toma más prudente de créditos.