(WEF) Lythcott-Haims ha visto una y otra vez que los niños protegidos no son adultos capaces.
Ella ha forjado una carrera alentando a los padres a adoptar un enfoque más práctico, favoreciendo el amor duro en lugar de proteger a los niños del mundo grande y aterrador.
Estas son algunas de las estrategias generales que ella describe para llegar allí.
Según los psicólogos del desarrollo, existen tres estilos ampliamente aceptados de crianza: permisivo, autoritario y autorizados.
Los primeros dos no son buenos. Los padres permisivos se convierten en los amigos de sus hijos y no establecen límites saludables. Los padres autoritarios gobiernan con mano de hierro, lo que puede llenar de dudas a los niños y magullar sus mentes.
Los padres autorizados son el ideal, afirma la ex decana. Muestran amor y afecto, pero aún hacen cumplir las reglas y establecen altas expectativas para sus hijos. Los niños emergen con mayor frecuencia con identidades fuertes y alta autoestima.
Hazlos hacer sus tareas
"Si los niños no están lavando los platos, significa que alguien más está haciendo eso por ellos", le dijo a Business Insider . "Y así están absueltos, no solo del trabajo, sino de aprender que el trabajo tiene que hacerse y que cada uno de nosotros debe contribuir para el conjunto".
Las tareas inculcan a los niños la actitud de que la vida es sobre el trabajo en equipo y la cooperación, y que un espacio de vida limpio y ordenado no solo sucede por arte de magia.
Deja que tus hijos se olviden de su tarea
Parte de brindarle a su hijo más espacio es brindarle la posibilidad de fallar, tanto en pequeña como en gran escala.
Lythcott-Haims usa el ejemplo de un padre que descubre que su hijo dejó su tarea en casa. Algunos padres pueden tener el instinto de apresurar las asignaciones a la escuela, para que el niño no obtenga una mala calificación.
Ella dice que los padres deberían aprovechar la oportunidad para enseñarles a sus hijos la importancia de la responsabilidad y mantenerse organizados. Mamá y papá no siempre estarán allí para salvar el día.
Anime a los niños a tomar riesgos
Lythcott-Haims señaló que todos los niños deberían sentirse cómodos asumiendo riesgos cuando cumplan 18 años. De lo contrario, es posible que nunca aprecien cuánto pueden salir de la vida si abandonan su zona de confort.
"Nuestros niños deben ser capaces de hacer todas estas cosas sin recurrir a llamar a un padre por teléfono", escribió. "Si nos llaman para preguntar cómo, no tienen la habilidad de la vida".
Ayude a sus hijos a desarrollar un sentido de dirección
Si están fuera de su vecindario, enséñales cómo usar las señales de tráfico y lidiar en el tráfico para llegar a donde la aplicación de su teléfono dice que vayan.
"Manejamos o acompañamos a nuestros niños ha todas partes, incluso cuando un autobús, su bicicleta o sus propios pies podrían llevarlos allí, Por lo tanto, los niños no conocen la ruta para ir de aquí para allá".
Los padres de niños exitosos reconocen que un sentido de dirección puede levarlo lejos en la vida.
Prepárelos para un mundo de asignaciones y fechas límite
Se supone que los padres manejarán las prácticas de fútbol de sus hijos, las fiestas de cumpleaños y las comidas.
"Les recordamos a los niños cuándo se deben hacer los deberes y cuándo hacerlo, a veces ayudándolos a hacerlo, a veces haciéndolo por ellos", dijo . "Por lo tanto, los niños no saben cómo priorizar las tareas, administrar la carga de trabajo o cumplir los plazos, sin recordatorios regulares".
Sin embargo, a la edad de 18 años, ella dijo que estas responsabilidades deben pasar al niño. Saber cómo incluir a las personas en su agenda y gestionar sus expectativas de acuerdo con sus propios planes es una habilidad crucial de la edad adulta.
Enséñeles cómo ganar y administrar dinero
Los adultos también tienen la responsabilidad única de hacer malabares con sus finanzas. Incluso si los niños no tienen trabajo todavía, ella dice que vale la pena inculcar en los niños una sensación de sagacidad fiscal.
Enseñarles a los niños el valor del dinero y también les está enseñando el valor de tener el dinero ahorrado, invertido o gastado en artículos esenciales
