La primera vez que lo vi fue en Buenos Aires. Nunca olvidaré el rugido de su guitarra con ese primer acorde de “Jumpin’ Jack Flash” y su imagen invadiendo la pantalla gigante del estadio de River Plate. Si el rock ‘n’ roll tuviera un solo representante, lo estaba viendo ahí mismo, con esa contradicción que hace de Keith Richards el hombre más enigmático del planeta.
Por eso, leer la autobiografía de Richards es mucho más que leer sobre la vida de un rock star. Es leer sobre la historia de un padre, un rebelde, un enamoradizo, un abuelo y un amante. Es conocer la vida de un fanático del blues, de un obsesivo compositor, un pirata, un ser frágil, un tipo con suerte, alguien intenso pero también ligero. Es leer la historia del compinche de Mick Jagger, pero también la de su principal crítico. En “Life”, Keith narra la enorme desilusión que siente cuando Jagger, borracho de fama, tienta la carrera de solista, traicionando lo que para Richards es sagrado: The Rolling Stones. “Life” es también la historia de alguien que ama vivir, pero que juega todo el tiempo con la muerte.
Sumergirse en la autobiografía de Keith Richards es navegar en direcciones opuestas. Porque aquel tipo conocido por sus excesos es el mismo que, con una disciplina asombrosa, pasó nueve días sin dormir grabando sus acordes de guitarra para el “Exile on Main Street”. El rockero reconocido en el mundo entero es también el hombre tímido que huye de la fama para refugiarse en su casa de Connecticut, junto a su familia. El tipo que supo acumular millones sigue siendo el niño, al que llamaban Keef, que nació en Dartford, un pueblo bombardeado por los nazis, donde construyó una tiernísima relación con Gus, su abuelo materno, quien le introdujo el respeto y el amor por la música.
Entre sus páginas, el músico nos revela que todos tenemos un Keith Richards dentro, pero que solo él ha sido capaz de darle vida. Sin duda, su capacidad para mantenerse a flote en las peores tormentas hace de Keith un personaje casi inmortal. A eso se le suma su templanza para conservar el humor, la onda y la juventud, porque Keith Richards podrá ser muchas cosas, pero nunca un viejo. De hecho, en 1973, Keith encabezaba, en una conocida revista, la lista de los 10 artistas con mayores posibilidades de morir. Han pasado casi 50 años desde entonces y el Príncipe de la Oscuridad, como algunos lo llaman, sigue en pie y con esa maña para experimentar en una sola vida, todas las vidas posibles.
Claves
- “Life” fue coescrita junto al periodista y escritor James Fox, quien se convertiría luego en unos de los principales ghostwriters de Gran Bretaña.
- Keith Richards es conocido por tocar la guitarra con cinco cuerdas en lugar de seis, y lo hace en afinaciones abiertas: una clara referencia al blues.
- Cuando Mick Jagger decidió hacer su carrera de solista, Keith formó los X-Pensive Winos, una banda de rock que vendió más de un millón de copias.
Sobre el autor
Diego Herrera es CEO de MCK Hospitality y colaborador de Rock the Bubble: escuela de escritura creativa.