Para tratarse de una serie “sobre nada”, Seinfeld ha hecho mucho por su protagonista. De acuerdo con el índice de multimillonarios de Bloomberg, que valora por primera vez el patrimonio neto del comediante Jerry Seinfeld, la imperecedera comedia de televisión ha contribuido a elevarlo al nivel de más de US$ 1,000 millones.
Su serie homónima, cocreada con Larry David, ha demostrado ser particularmente fructífera desde su debut en 1989, sirviendo como trampolín para otro tipo de ingresos incluso a pesar de que el panorama de la televisión estadounidense ha cambiado.
Una parte clave de la fortuna de Seinfeld proviene de una serie de acuerdos de distribución de la famosa serie, que le generaron cerca de US$ 465 millones, según estimaciones de Bloomberg, mientras que un acuerdo con Netflix Inc. por los derechos de streaming le reportó US$ 94 millones adicionales. Además, desde la década de 1980, se ha embolsado más de US$ 100 millones gracias a giras y presentaciones, según la estimación.
El análisis supone que Seinfeld, de 69 años, invirtió sus ganancias desde 1990. El efectivo se valoriza en línea con el desempeño histórico del índice MSCI World.
La estimación incluye US$40 millones en bienes raíces, incluido un apartamento en Central Park West en Nueva York, una casa en los Hamptons y una bodega en California. Su colección de autos antiguos, algunos de los cuales aparecieron en su serie Comedians in Cars Getting Coffee disponible en Netflix, no se incluyó en el análisis.
Amy Jacobs, representante de Seinfeld, dijo que el cálculo de la riqueza era “inexacto”, pero se negó a proporcionar más detalles.
Vida cotidiana
Nacido en Brooklyn y criado en la ciudad de Massapequa, en Long Island, Seinfeld asistió al Queens College, donde realizó sus primeras prácticas de stand-up y perfeccionó su estilo de comedia de observación.
Buscando material en los detalles monótonos de la vida cotidiana, Seinfeld creó su comedia con base en temas tan simples como la espera en un banco, los desafíos a los que se enfrenta un zurdo o la forma en que el piloto de avión da un aviso al resto de los pasajeros. Las apariciones en Tonight Show con Johnny Carson y Late Night con David Letterman lo catapultaron al escenario nacional.
Pero Seinfeld, la serie, llevó su celebridad a un nuevo nivel.
Con su inconfundible slap bass en el tema de apertura y las desenfrenadas reacciones por parte de la audiencia, Seinfeld logra capturar un momento particular en la escena del Manhattan de los años 90 y trasciende su época.
“Aborda lo absurdo de la vida cotidiana y moderna, lo que permite esta sensación frecuente de sentirse representado en Seinfeld”, dijo Jennifer Keishin Armstrong, autora del libro Seinfeldia: How a Show About Nothing Changed Everything.
“Si uno ve el programa, inevitablemente encontrará con frecuencia que una situación cualquiera es ‘como un episodio de Seinfeld’”, dijo.
Seinfeld, centrada en un grupo de neoyorquinos (el quisquilloso Jerry, el neurótico George, la crítica Elaine y el singular Kramer) que maquilan, intrigan, chismean y opinan desde una icónica cafetería y el apartamento de Jerry, inspiró un fandom arraigado que sigue siendo potente más de dos décadas después de que terminara la serie.
A lo largo de años de distribución, Seinfeld codificó escrupulosamente las cosas que causan escozor al espectador común y corriente (como quien habla muy alto, o muy bajo, el que regala algo que le fue regalado, etc.) creando términos que se incorporaron fácilmente hacia la lengua vernácula. Los verdaderos fanáticos de Seinfeld tienen un lenguaje propio.
“Estos cuatro personajes principales capturan sentimientos y comportamientos muy universales con los que muchos de nosotros podemos identificarnos”, dijo Anthony Tobia, profesor de psiquiatría en la Universidad de Rutgers que utiliza Seinfeld como herramienta para enseñar a los estudiantes de medicina sobre los trastornos de la personalidad. “Se comportan de maneras en las que todos podemos comportarnos”.
Cuando Netflix ganó los derechos globales de streaming de los 180 episodios de Seinfeld en 2019, Los Angeles Times informó que la compañía pagó “mucho más” que los US$ 500 millones que NBCUniversal desembolsó por los derechos de streaming de The Office , o los US$ 425 millones que pagó WarnerMedia por Friends, citando a personas familiarizadas con el asunto que no identificó.
Incluso en 1998, el año en que se emitió el episodio final de Seinfeld, los ejecutivos de televisión parecieron reconocer que podría ser el último de una especie en peligro de extinción.
El programa “podría ser la última sitcom de gran éxito que haya salido de las cadenas televisivas”, dijo Bill Burke, expresidente de TBS Superstation, en un artículo de 1998 en el New York Times. Turner Broadcasting pagó más de US$ 1 millón por episodio por los derechos de repetición por cable de Seinfeld, informó el periódico.
Durante su emisión, Seinfeld se ubicó en la cima de las calificaciones de Nielsen. Las temporadas tres a ocho se ubicaron entre los 500 programas más vistos de Netflix, según datos que catalogan a los espectadores de enero a junio de 2023.
Seinfeld, cuyo metódico proceso de escritura está bien documentado, tiene nuevos proyectos en marcha.
Una próxima película, Unfrosted: the Pop-Tart Story, dirigida por el comediante, está programada para estrenarse en mayo.
“Me gusta el dinero”, dijo Seinfeld a The New York Times en 2012. “Pero nunca se ha tratado de dinero”.
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