Innovación empresarial. (Foto: iStock)
Innovación empresarial. (Foto: iStock)

El concepto de innovación y su rol fundamental en el crecimiento e implementación de nuevas estrategias en las empresas, fue clave para enfrentar años desafiantes debido a la pandemia, un ejemplo notable de que la mayoría de negocios que saben innovar desde lo más pequeño al más complejo, han logrado subsistir enfrentando crisis de cualquier índole.

En ese marco, Perú escaló cinco posiciones en el último Índice de Innovación Global por la Organización Mundial de Propiedad Intelectual (OMPI) en relación al 2020, siendo un indicador positivo.

Sin embargo, se evidencia gran dificultad para utilizar los recursos disponibles y transformarlos en investigación, desarrollo tecnológico y mayor productividad, conformando un camino lento comparado con otros países de la región, como Chile o Brasil.

Guillermo Quiroga, Chair de Vistage, nos indica las dos razones principales para crear y sostener un proceso de transformación en una empresa, independientemente de su tamaño. La primera es mantenerse competitivo en servicios y costos, y la segunda, es aprovechar las oportunidades que generan las nuevas tecnologías para desarrollar nuevos modelos de negocio.

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En función a su experiencia, cita los tres motivos por las que el empresario peruano declina a implementar un proceso de innovación en su compañía:

  • Falta de conocimiento: El no saber, ni tampoco cómo definir y gestionar un proceso de transformación digital. La tecnología para ese líder se le hace compleja y no la prioriza. En este caso, se recomienda acudir a un experto.
  • Falta de recursos: La empresa puede estar pasando un periodo de estrechez económica, por ende, tiene que ser muy cauta en sus inversiones. Hay que priorizar estas inversiones porque precisamente estos cambios ayudarán a generar más y nuevos ingresos de manera rápida y eficaz.
  • Falta de visión estratégica: Por estar anclado a una estrategia que en el pasado fue ganadora y que pierde vigencia o por pensar ingenuamente que su modelo de negocio actual es indestructible, se muestra renuente a cambiar e invertir. Este caso es el más grave, porque el empresario que no sabe, aprende, y el que tiene recursos limitados, de alguna manera lo logra; pero, el que no quiere, no tiene solución.

Para el especialista, estas limitaciones pueden cobrar refuerzo ante nuestra agitada coyuntura política.

“Es un error tener una actitud conservadora respecto de realizar inversiones en innovación aduciendo que la incertidumbre política, social y económica recomienda esperar tiempos mejores. Lo recomendable es la proactividad a través de la innovación que buscará oportunidades de negocio en su rubro actual o en nuevos campos. Las empresas más visionarias, con liderazgos energéticos aprovecharán las nuevas tecnologías para generar innovaciones disruptivas que le permitirán destacarse de su competencia”, manifestó Quiroga.

La innovación empresarial es un proceso, que tiene metodologías y buenas prácticas, es imprescindible que el empresario se arriesgue y se adapte a las nuevas exigencias de un mercado cada vez más digitalizado. Entre las estrategias para no perder el rumbo ante los cambios están:

  • Desarrollar un mindset innovador, estar atento a las oportunidades que logramos detectar a partir de una visión emprendedora.
  • Fomentar la vigilancia tecnológica para estar abierto a las oportunidades de negocio que presentan los nuevos desarrollos digitales.
  • Plantear un proyecto de innovación con base tecnológica como objetivo anual.

Para girar la rueda de la innovación en la empresa, se necesita un disparador. En este contexto, Quiroga recomienda acudir a un experto avalado por una trayectoria comprobada, para que lidere los primeros proyectos mientras se capacita al personal de la empresa para que aprendan las metodologías y luego, puedan instaurar los procesos correspondientes.