Propio de la ansiedad por el encierro y la incertidumbre de la coyuntura, las personas están mucho más sensibles, comenta Ricardo Ortiz, CEO de Mayo Group. “Esto impulsa a que los ciudadanos demanden acciones que les generen mayor seguridad”, agrega. Por ejemplo, “mano dura” por parte del Estado.
¿Cómo se refleja la sensibilidad por la coyuntura en la interacción con las marcas?
Dependerá de las categorías. Por ejemplo, si se trata de una institución bancaria, no importará si anuncia una medida buena o mala. Lo que ponga en sus redes sociales se convertirá en una piñata. Estas son usadas como medio de desfogue.
¿Cómo controlarlo?
Estos comportamientos son agresivos pero también efímeros. Antes un pleito cibernético podía durar días. Si una marca comete un error real es adecuado que tenga comunicación eficiente con la persona afectada. De lo contrario, es mejor esperar un poco.
¿Qué tomar en cuenta antes de publicar una pieza publicitaria en este contexto?
El consumidor está en “modo supervivencia”. Estamos regresando a lo básico. Es decir, si me interesa un tema, así me den un mensaje escrito en servilleta, le prestaré atención.
¿Qué lugar ocupará el “valor agregado” a partir de ahora?
Antes había muchos productos buenos o estándar que tenían a la comunicación como valor agregado. Pero ahora todo debe ser tangible.
¿En qué otros sentidos regresaremos a lo básico?
Ipsos señala que ahora los peruanos se dedicarán más al ahorro. Eso no es otra cosa que un instinto de supervivencia orientado al abastecimiento. Se proyectan situaciones.
¿Qué comportamientos cambiaron desde el 16 de marzo?
Por ejemplo, ahora hay disposición para probar nuevas marcas. Si la persona necesita algo solo piensa en la categoría. No importa la marca, porque realmente lo necesitan. Esto será bueno para algunas empresas.
¿De qué manera?
Porque ahora el consumidor se cuestionará si de verdad importaba tanto la marca. Algunas compañías deberán trabajar en volver a posicionarse en la parte subjetiva de la decisión de compra.
¿Qué será determinante para adquirir un producto?
Hay dos cosas que prevalecerán en la mente del consumidor y que las marcas deben entender perfectamente. Se valorará lo fácil y confiable que sean las páginas web. Y, lo segundo, la experiencia de entrega.
¿Cómo asimilaremos la nueva normalidad”?
Algunos siquiatras y filósofos explican que esto dependerá de la inteligencia emocional de cada uno, las famosas habilidades blandas. “La lucidez”, como lo llaman los expertos.
¿Cuáles son los aprendizajes del consumidor?
Muchos descubrieron que, aunque tengan un gasto gigante en los supermercados, se ahorra mucho más preparando los alimentos. En una economía golpeada eso es valorado. Durante el confinamiento se interiorizaron comportamientos.
¿Por qué a pesar de los esfuerzos por comunicar protocolos estos no se cumplen?
No nos va bien en comparación a otros países, sobre todo asiáticos. El filósofo surcoreano Byung-Chul Han explica las diferencias entre la idiosincrasia europea y latina con la oriental. Este último piensa más en colectivo. A nosotros eso no nos importa.
¿El peruano es individualista?
Lo vemos todos los días en los mercados. Frente a una situación caótica, las sociedades que tengan pensamiento colectivo serán las que llevarán mejor esta crisis.
EN CORTO
Cambios. Los tiempos de espera para recibir un producto o servicio serán mucho mayores, pues deben cumplirse los protocolos necesarios. Ricardo Ortiz explica que en ese sentido los consumidores serán más flexibles porque no cuentan con una prisa “real”, como salir de casa.