Este año, Edward Roekaert cumplió ocho liderando una de las universidades más grandes del país. Y aunque tuvo muchos retos en el camino, el mayor se le presentó en el 2020 con el inicio de la pandemia y la implementación de la educación virtual. “Circunstancias como estas nos prueban que la aptitud necesita de actitud: lo más importante de un profesional es su capacidad de resiliencia y reinvención”, comenta.
¿Cómo fue su proceso de adaptación al pasar de la hotelería al sector educativo?
Cuando hacía mi doctorado me invitaron a dictar clases y, más adelante, a ser decano de una facultad y diseñar un plan académico. En ese momento descubrí que tanto la hotelería como el mundo académico comparten el rubro del servicio, el propósito de brindar experiencias, pero la educación es la que me permite desarrollar una labor más transformativa.
¿Cuál es la principal enseñanza que han dado estos 25 años dedicados a la educación?
Sonará cliché, pero creo que un profesional solo se desarrolla a su máxima potencia cuando se dedica a lo que ama, a lo que lo hace feliz. Soy un privilegiado al haber encontrado mi vocación y también posiciones que me han permitido alcanzar mi mayor propósito: cambiarle la vida a miles de estudiantes.
¿Son ellos el corazón del sector?
Indiscutiblemente. Ver a nuestros alumnos triunfar y saber que ellos son agentes de transformación en nuestro país es muy emocionante. También admiro a nuestros docentes, que pusieron a prueba su capacidad de adaptación, creatividad y resiliencia en los últimos años.
Se refiere a la pandemia…
Fue un desafío que reinventó el sector y aceleró una serie de procesos que sabíamos que estaban en el mapa. Se dice que vivimos en la nueva normalidad, pero yo aspiro a una mejor normalidad: a juntar lo que hacíamos bien antes de la pandemia con lo que hemos hecho bien durante la misma. Tenemos que seguir incorporando la tecnología en nuestras dinámicas.
¿Esto representó el principal reto en su carrera?
Sí, pero también nos ha presentado más oportunidades para convertirnos en una mejor universidad para nuestros estudiantes y creo que esto se extiende a otros sectores. Las circunstancias nos empujan a buscar nuevas modalidades de estudio, ofrecer mayor flexibilidad, otorgarles más libertad y autonomía a los alumnos para que elijan llevar sus cursos de manera presencial o virtual.
¿Qué clase de líder siente que es?
Creo que, a medida que pasan los años, vamos modificando nuestras maneras de ejercer el liderazgo. Hoy por hoy, mi función es mantener vivo nuestro propósito, garantizar que todos empujemos hacia la misma dirección. También busco empoderar a los miembros de mi equipo porque son ellos quienes nos han hecho avanzar tanto como institución.
¿Qué cualidades busca en sus trabajadores?
Lo que más valoro es que cada miembro tenga un compromiso compartido con el resto del equipo. Además, toda organización necesita fomentar una cultura en la que el cambio los mantenga motivados y el ADN innovador sea indispensable.
¿Cuáles son sus pasatiempos?
Es muy necesario buscar un balance, sobre todo cuando nos gusta demasiado lo que hacemos porque es más difícil desengancharse del trabajo. Me gusta mucho viajar, pero me considero una persona que disfruta de las cosas sencillas de la vida. Me gusta dedicarle mi tiempo a mis hijos, dos de ellos ya terminaron la carrera y la tercera sigue en la universidad, y por supuesto compartir momentos con mi esposa.
EL DATO
Logro. Para Roekaert ha sido motivo de celebración que la UPC lograra por segunda vez consecutiva la acreditación WASC Senior College and University Commission (WSCUC), una de las más importantes acreditadoras institucionales de primer nivel de los Estados Unidos de América y una de las más prestigiosas a nivel mundial.