Más es el tiempo que aguarda uno para entrevistar a George Clooney, que lo que finalmente dura la conversación. Pero vale la pena. En cinco minutos, el actor está entusiasmado por contar a Gestión cómo fue intentar salvar a un grupo de astronautas en su última película “Cielo de medianoche”, producida y dirigida también por él mismo. El filme que estará en Netflix es uno de los pocos estrenos durante la pandemia e invita al debate sobre el futuro para los cines y el streaming.
¿Enemigos o aliados?
“Hace un tiempo que el servicio de streaming ha tomado una parte de la economía de los cines, pero de una manera divertida”, dice Clooney.
Para él, este fenómeno no se diferencia mucho de lo que ha sucedido desde hace décadas. “Las películas de los últimos veinte o treinta años, cuando terminan de ejecutarse en el cine, funcionan por cable o televisión”, menciona.
Al igual que sucedió con los libros tras la aparición del Kindle, para Clooney no van a desaparecer los cines ni considera que las personas dejen de llenar las salas. Sin embargo, “el contenido original de plataformas como Netflix da a los actores y directores aún más trabajo”.
De hecho, el actor de 59 años cuenta que tiene más de un proyecto encaminado con Netflix. “Muchos”, resalta. “He estado trabajando con ellos durante mucho tiempo. Son amigos míos y planeo continuar con esto”, añade al respecto.
Productor y no solo actor
Pero además de actuar, Clooney invirtió también de forma diversificada en su carrera. “Supongo que supe desde bastante temprano que tendría que hacer otras cosas. No quería preocuparme por cómo sería cuando tuviese sesenta años, o cómo haría para ponerme todavía en pantalla”, cuenta. Aquellos pensamientos rondaban más en su cabeza tal vez cuando vivía en su auto, antes de alcanzar la fama.
Por eso, desde hace 30 años, dirige, produce y escribe guiones. Las dos primeras actividades las hizo en esta película.
“La parte más difícil de interpretar el papel fue rodar en Islandia, que estaba muy fría y el viento soplaba muy fuerte. Físicamente fue difícil. Solo estuvimos allí unas pocas semanas”, cuenta.
Hacer de todo es ya un hábito en Clooney. “Haces una toma y luego saltas, vuelves y miras el monitor y ves si es terrible o no. Intenta hacer uno que no sea terrible, para que sepas que en general tu trabajo es intentar”, reflexiona. La ventaja de actuar en este caso fue saber lo que quería el director, bromea.
Fortuna
Hace dos años, Clooney fue declarado por la revista Forbes como el actor mejor pagado, con una fortuna de US$ 239 millones. Ahora posee US$ 500 millones, según el portal Celebrity Net Worth. Buena parte de ella no se debe solo a la interpretación que realiza, sino a la marca de tequila “Casamigos”, que fundó y luego vendió al gigante de bebidas espirituosas Diageo.
¿Tener esta mirada empresarial ha ayudado a hacer sus películas más comerciales? “No lo creo”, sentencia Clooney. “Ahora trabajo para Nespresso, todo el dinero que uso es para pagar una fundación para tratar de perseguir a los criminales de guerra”, explica.
Pues desde el 2013 George Clooney ha aparecido en varios comerciales de la marca de café Nespresso. Cada cheque de pago es para financiar un satélite espía que aparece sobre Sudán en todo momento. Esto le permitió vigilar al dictador sudanés Omar al-Bashir, quien ha sido acusado de crímenes de odio. El satélite no solo rastreaba a Bashir personalmente, también a sus fuerzas armadas para evitar violaciones de derechos humanos.