Diccionario del diablo. Foto: Busca Libre.
Diccionario del diablo. Foto: Busca Libre.

Recomendar un libro que se escribió hace más de cien años podría parecer un acto de mera ostentación. También un riesgo, pues ¿quién podría estar interesado en leer algo que se publicó en 1911? Quizás algún curioso que se atreva a husmear entre las páginas del “Diccionario del Diablo” de Ambrose Bierce, para luego descubrir -y con asombro-, que todo lo que está escrito ahí sigue vigente. Es como si de alguna manera el autor hubiera sabido que, en todos estos años, nada cambiaría realmente.

La premisa del libro de Bierce, que no es un cuento, ni una crónica, ni una novela; sino más bien, como su nombre lo dice, un diccionario, es la de enlistar palabras en orden alfabético para definirlas de manera breve y directa. Pero, sin la rigurosidad objetiva que se le exigiría a un Larrouse. Los significados tienen el sello del autor: el humor negro y la cruda verdad.

Como si el propio diablo tomara una pluma y un papel, o un borracho al que le es inevitable fingir, cada una de esas definiciones desnuda una parte perversa, irónica y ridícula del ser humano y nos obliga a preguntarnos si las palabras realmente encarnan lo que significan o acaso sus definiciones son solo un disfraz formal.

Bierce describe el matrimonio como el estado o condición de una comunidad que consiste en un amo, un ama y dos esclavos. En ese mismo tono define a los celos como el lado sórdido del amor. Al abogado como el experto en burlar la ley, a la belleza como el poder con el que una mujer hechiza a un amante y aterroriza a un marido, y al ratón como un animal que deja a su paso un tendal de mujeres desmayadas.

Lo genial de este diccionario es que nos invita a replantearnos los enormes conceptos a los que estamos sujetos todo el tiempo: el amor, el miedo, el poder, la verdad. Cuestionar lo incuestionable es quizás el mayor valor de Bierce, además de su inmensa creatividad y libertad para ver lo cotidiano de una forma completamente novedosa.

Es refrescante cuando un autor suelta el pudor, se deshace del formalismo y la necesidad de caerle bien a todo el mundo para mostrarse tal cual. Así, se aleja del escritor convenido, del autor políticamente correcto, pero principalmente del hipócrita, a quien Bierce define como el que, al profesar virtudes que no respeta, se garantiza la ventaja de parecer lo que aborrece.

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El dato sobre Bierce

Antes de convertirse en periodista, Ambrose Bierce prestó servicios en el Ejército de la Unión durante la Guerra Civil, en la que fue herido de gravedad, obligándolo a abandonar el ejército.

Las claves

  1. Título. Antes de llamarse “El diccionario del diablo”, se llamó “El diccionario del cínico” pues los editores consideraban que el diablo era un personaje sagrado y no se podía usar su nombre en vano.
  2. Estilo. La prosa de Bierce, con influencias literarias de Poe, Melville y Hawthorne, se caracteriza por la lucidez y el cinismo, además de una cierta atracción por el horror y la muerte.
  3. Enigma. La muerte de Bierce está rodeada de incertidumbre. Se cree que falleció en México durante la revolución, en la ciudad de Ojinaga, donde se libró una sangrienta batalla.

Sobre la autora

Es publicista, escritora, dramaturga y editora. Actualmente dirige la escuela de escritura creativa Rock The Bubble. Es autora de los libros “Lo que pienso de”, “ABC del Perú” (nominado a los Premios Luces 2020), “Solo se lo diría a un extraño”, “Este diario llega gracias al gentil auspicio de Wuhan” y “La vida es una tómbola”.

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