Con la aparición de las aplicaciones para solicitar taxis, el transporte de personas se volvió más sencillo. Y es que, ya no es necesario salir de casa u oficina para tomar uno, ni preguntar si va o no al destino de interés e incluso se puede elegir el modelo del carro; la tecnología ha facilitado todo ello, pero sobre todo, ha logrado que el pago por el servicio se realice desde una billetera móvil del smartphone.
Según el Instituto Peruano de Economía (IPE) en este último año, se han realizado unos 531,000 viajes a través de las plataformas de movilidad urbana, lo que ha significado - en los últimos dos años - un incremento en la demanda de este servicio en un 200%, debido al aumento del número de usuarios a nivel nacional.
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¿Qué valoran los usuarios?
En un estudio de la ONG “Lima Cómo Vamos” (2022), la seguridad es uno de los aspectos más valorados por los encuestados al elegir estas plataformas de intermediación con un 20.9% frente a un 6.2% del taxi tradicional, superando así en tres veces más este aspecto relevante para todos los ciudadanos, y en el caso de los buses, custers y combis, este informe señala que solo le otorgan un 4.1%.
¿Conocer cómo funciona esta tecnología, el tipo de servicio y sus beneficios? El ride-hailing es el término utilizado a nivel mundial para describir la reserva de viajes y el pago del servicio de automóvil a través de una aplicación de teléfono inteligente con una empresa de red de transporte (TNC), como lo hacen Uber, Cabify, InDrive, Didi o Yango. Esta es la gran diferencia con los servicios de taxi tradicionales a los que uno puede acceder directamente en la vía pública.
Desde un tiempo atrás se vienen discutiendo, diversas medidas de seguridad en beneficio de la sociedad, debido a la alta incidencia de situaciones que pueden poner en peligro la integridad física de los ciudadanos, y como parte de estas disposiciones se ha puesto en la mira los servicios de taxis por aplicativo o de movilidad urbana, pese a su alta preferencia por los usuarios.
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Impacto económico
Según cifras del IPE, 133,000 personas usaron activamente estas plataformas de intermediación de movilidad urbana y delivery durante el 2022, con un impacto del 0.59% del PBI, lo que equivale a más de S/ 5.5 mil millones.
Aunque algunas autoridades perciben a esta modalidad de transporte con un alto potencial de riesgo, lo cierto es que el uso de este tipo de tecnología brinda una mayor seguridad a quienes la utilizan, pues les permite conocer datos importantes del conductor, el vehículo y el viaje como: nombre, la placa del vehículo y la trazabilidad del recorrido (tiempo, compartir información del viaje, etc.)
Según Erick Iriarte, especialista en derecho digital, es muy fácil identificar un cambio inesperado de ruta por parte del conductor, pues los sistemas tecnológicos de estas empresas emiten una alerta especial por lo que “muchos de estos registros ya han sido usados para reportar y oficializar una denuncia”, y añade que por ello “el desarrollo de políticas y de normativas deben estar ligadas al quehacer humano y no a las tecnologías, pues terminarían afectando a la ciudadanía en su libertad de poder acceder a la información y/o servicio por cualquier plataforma”.
Por su parte, José Antonio Bezada, abogado especialista en Derecho de la competencia y consumo explica que “un elemento esencial que no ha sido considerado en estas propuestas legislativas es el tipo de servicio que brindan estas plataformas de intermediación, que se enmarca bajo el modelo del Sharing Economy (o Economía Colaborativa), que se enfoca en conectar ofertantes de un servicio con usuarios que lo demandan. Incluso Indecopi ha sido muy claro en señalar que los servicios brindados por estos aplicativos son exclusivamente de intermediación, y no así el servicio de taxi per se”. Frente a este panorama, la regulación promovida por la Asociación de Transporte Urbano (ATU) debería estar enfocada en fortalecer este sistema de transporte que, además, según los datos mencionados tiene como aspecto más valorado, la seguridad de los usuarios.