La emblemática pastelería San Antonio se reinventó frente a la crisis y ahora competirá en el rubro de alimentos básicos con un nuevo formato físico y con envío delivery, lo que le permitirá seguir atendiendo a su público y sobrevivir a la crisis económica producida por la pandemia del nuevo coronavirus.
Para enfrentar la crisis que atraviesa el país por la Covid-19, la pastelería peruana San Antonio, con más de 60 años en el rubro, se ha convertido en un minimarket con la intención de mantener a todo su personal de trabajo.
“Lo que hemos hecho es reinventar un negocio que durante 60 años ha sido una cafetería. Hemos retirado las mesas y sillas para colocar anaqueles como un supermercado para vender lo mismo que ellos”, contó Rubén Sánchez, gerente general de la pastelería San Antonio, al programa Buenos Días Perú.
“Los ciclos económicos no fallan, cada diez años hay una crisis y esto ya lo habíamos previsto, así que nos adelantamos… Nosotros hemos podido tomar este formato porque tenemos licencia de bodega. Hay que adaptarse, pero cumpliendo la ley”, añadió Sánchez.
Los cambios también se rigen en la atención a los clientes. El aforo pasó de 120 personas a solo 5 por turno. Además, los consumidores también deben hacer una cola ordenada con un metro de distancia antes de ingresar. Una vez en el local se le mide la temperatura y es obligatorio el uso de guantes y mascarilla.
El establecimiento cuenta con productos como condimentos, conservas de pescado, lácteos, arroz, menestras, fideos, harina, huevos, mermeladas artesanales, vinos, cervezas, gaseosas, frutos secos, entre otros. Sus clásicos pasteles y sándwiches también se comercializan en el local.
Cabe señalar que ante el cierre temporal de sus establecimientos, la pastelería San Antonio decidió repartir las utilidades y adelantar los sueldos de sus trabajadores, a quienes considera parte fundamental de su negocio. Por si fuera poco, la mercadería fue repartida a las familias de sus empleados.
En redes sociales también se han compartido fotografías y videos que destacan la transformación de la pastelería, que ahora luce estantes repletos de productos de primera necesidad entre otros.