La fintech peruana Máximo inició operaciones en febrero último con sus tarjetas prepago para relizar compras con beneficios de cashback, o devolución de un porcentaje de la compra. Hoy tienen 6,000 usuarios y se han propuesto llegar a los 50,000 hasta fin de año, con el impulso de su nuevo producto enfocado en adolescentes de 13 a 17 años.
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La CEO de la empresa, Isabel Palao, comenta que Máximo Teens nace de la necesidad de darles a los adolescentes la posibilidad de gestionar su dinero. “Para que un adolescente tenga una tarjeta, primero uno de los padres debe abrir una cuenta validando su identidad a través de biometría. Luego, el adulto desde su aplicativo puede abrir tarjetas para sus hijos”, refiere.
El hijo desde su teléfono ingresa el usuario y contraseña que le he creado el adulto y de esa manera tiene acceso a su propio aplicativo, donde puede ver su tarjeta, su saldo, operaciones, cuánto le cobra cada plataforma, en qué categorías ha gastado, y también puede generar un presupuesto. De esa manera los adolescentes pueden tener un contacto real con el dinero.
Cabe indicar que el padre puede gestionar la cuenta al 100%, puede cancelarla, bloquearla, ver los movimientos en tiempo real, puede recargarle o transferirle. El adolescente puede gestionar su cuenta, pero no puede recargar directamente. De esa manera evitan que use la tarjeta sin consentimiento.
El producto principal de la fintech es la tarjeta prepago que se recarga desde el mismo aplicativo con tarjetas de débito o crédito, o con código de Safetypay que se paga en efectivo en distintos locales y agentes bancarios. La recarga mínima es desde S/ 30 hasta un máximo de S/ 8,000, y el límite de compras es desde S/ 1 hasta S/ 8,000.
La tarjeta nace digital, pero se puede pedir en físico también a nivel nacional. “De todas las tarjetas que hemos enviado, el 60% se ha ido a provincias, vemos que allá hay la necesidad de tener estas herramientas, sobre todo la gente joven”, dice Palao. La tarjeta tiene el respaldo de Mastercard.
Para generar crecimiento tiene el sistema de referidos a través de códigos. Cuando un usuario se afilia con un código, al hacer compras gana cashback, y la persona que lo refirió también gana cashback por esa compra. Palao explica “si gasto S/ 100 en Rappi me devuelven S/ 1, y si compro S/ 30 en la bodega, me devuelven S/ 0.30. Y se va acumulando hasta que puedas pasarlo a tu tarjeta prepago y convertirlo en dinero real”.
Otra arista de la tarjeta es que tiene un módulo de crédito alternativo. Cada vez que realizan una recarga o una compra los usuarios van generando un historial y un score alternativo. Si mantiene un uso recurrente en cuatro a cinco meses se le entrega una línea de crédito. “Ese score crediticio no tiene nada que ver con la banca, sino que se genera con un algoritmo especial”, apunta.
Público objetivo
Máximo se dirige a usuarios entre 13 y 35 años. En los cuatro meses que tienen en el mercado han llegado a personas de entre 18 y 25 años, y ahora van por el público adolescente, la llamada Generación Z.
“Lo que hemos visto en las transacciones es que los adolescentes transaccionan en plataformas digitales, y necesitan más herramientas de pago digital. Cuando le das un billete de S/ 50 a un adolescente no tienen idea de qué hacer. Porque ellos quieren pagar online, tienen otra forma de ver las cosas e interactuar, mucho más ahora en pandemia”, señala.
En las tres semanas que ha estado Máximo Teens en el mercado ya han llegado a casi 500 adolescentes registrados, y cree que hay una gran demanda del mercado.
Sobre la fintech, en febrero cerró una ronda de inversión pre-seed que asciende a los US$ 250,000. Tras conseguir su objetivo de los 50,000 usuarios, tiene en la mira llegar a otros países de Latinoamérica, pensando en captar a los jóvenes millennials que tienen una forma de vida más ‘gamer’ y están asociados a las plataformas digitales.