El potencial de una impresora 3D es proporcional a la imaginación del ser humano al momento de idear qué objeto fabricar. Sin embargo, como toda herramienta, esta tecnología acarrea ventajas y desventajas dependiendo del uso.
Algunos sectores de la sociedad consideran que las impresoras 3D podrían ser empleadas para la fabricación de armas, por lo que constituyen un peligro en potencia. Sin embargo, Stehpan Richter, investigador en innovación y especialista en el tema, señala lo contrario.
"Si uno realmente quiero tener acceso a un arma, es más fácil conseguirla de manera legal o ilegal, que imprimirla. Si imprimo un arma, voy a contar con modelos que como mucho disparan una sola vez y están hechos de plástico", comenta.
La ventaja de esta tecnología, en cambio, está en que permite construir piezas a medida con un costo muy bajo, lo que facilita la fabricación de prótesis, repuestos, prototipos o maquinaria en general.
Aquello repercute de manera positiva en la sociedad porque se posibilita una producción más sostenible y se transmite una cultura de reciclaje y autosuficiencia, donde uno puede fabricar sus propias ideas y reparar los objetos ya usados.
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