Jurgita Šarkovaitė, Head de Experience Design de Neo Consulting
Inspirada en la legendaria canción “Rocket Man” de Elton John, esta campaña realizada en el festival de Glastonbury en Inglaterra me inspiró a pensar en las alternativas del delivery de última milla, que nos traen los avances tecnológicos.
La pandemia ha generado un cambio duradero en el comportamiento del consumidor: nos ha enseñado la costumbre de recibir las compras desde la comodidad de nuestras casas. Ya no es novedad en algunas ciudades ver vehículos autónomos y drones haciendo entregas de productos en vez de los repartidores tradicionales, pero, ¿estarían listos los consumidores peruanos para esta aventura?
Las entregas autónomas tienen ciertas ventajas: elimina la necesidad de un conductor, lo que reduce los costos laborales y aumenta la eficiencia. Además, los vehículos autónomos pueden operar 24/7, sin requerir descanso, lo que permite una mayor flexibilidad en los horarios de entrega.
Sin embargo, existen desafíos significativos. La tecnología autónoma aún se encuentra en desarrollo y requiere inversiones considerables. Además, surgen interrogantes sobre la seguridad y la responsabilidad en caso de accidentes o mal funcionamiento de los vehículos autónomos. La interacción con peatones y conductores en las vías también plantea retos que deben abordarse antes de una adopción masiva.
El delivery tradicional tiene sus propias fortalezas. La experiencia personalizada y el trato humano son aspectos valorados por muchos consumidores, así como las opciones de delivery más sostenibles y ecoamigables. Además, la interacción con los repartidores permite un servicio más flexible y adaptable a situaciones imprevistas.
Un factor no menor es la creación de puestos de trabajo y el impacto económico que esto genera. En Perú se estima que hay más de 10 mil repartidores trabajando con aplicativos como Rappi y Pedidos Ya, y para la mayoría de ellos esta es su única fuente de ingresos.
El futuro del delivery sin duda incluirá nuevas opciones disruptivas, pero también se enriquecerá con mejoras en el delivery tradicional. Las empresas deberán encontrar un equilibrio entre la eficiencia y la experiencia del cliente. Tal vez veamos vehículos autónomos con capacidad para interactuar con los clientes o repartidores humanos apoyados por tecnología inteligente.
Las Claves
Disrupción. Las opciones disruptivas buscan automatizar las entregas de “última milla”, y así generar eficiencias en costos y tiempos de entrega.
Riesgos. Los riesgos asociados con delivery autónomo son consideraciones de adopción de tecnología, adaptabilidad y los vacíos legales y regulatorios.
Tradición. El delivery “tradicional” permite ofrecer una experiencia más personalizada y genera oportunidades laborales para un segmento económico.
El Dato
El mercado de e-commerce en el Perú se estima llegará a US$ 23,000 millones en el 2023, según la CCL.