¿Y qué le dirías a alguien que está teniendo una brillante carrera profesional? Que lo extraordinario se convierta en ordinario. Sí, le diría eso. Que lo extraordinario se convierta en ordinario.
Crecer y sostener para volver a crecer. Una brillante carrera profesional es la que construye una persona cuando hace las cosas ordinarias de una manera extraordinaria. Entonces destaca. Todos observamos con satisfacción lo bien que hace las cosas y el buen ánimo que le pone. Y podría seguir así, haciendo las cosas ordinarias de una manera extraordinaria, o dar un paso más y hacer que lo extraordinario se convierta en ordinario.
Esta segunda opción, hace que pasemos de sorprender a maravillar. De fogonazos a hábitos. Nos pone en un nuevo nivel y nos prepara para seguir creciendo.
Porque claro, ahora que lo extraordinario se convierte en lo ordinario, volveremos a hacer eso ordinario de manera extraordinaria, y seguiremos mejorando continuamente sin parar.
Es como construir un edificio. Hacemos el primer piso, y techamos. No podemos levantar el segundo sin haber techado bien. Sin hacerlo sostenible. Sin que nuestro actuar sea un hábito para empezar a levantar el segundo piso. Y al conseguirlo, volvemos a techar. Y empezamos con el tercero.
La clave para hacer las cosas ordinarias de manera extraordinaria está en la claridad de que todo lo que hagamos sea bueno para alguna persona. Con esa claridad, recordando siempre que primero las personas, cada cosa que hagamos irá acompañada de nuestra pasión y de nuestra alegría.
Ayer salí a tomar un café con Malé. Yo pedí café, y ella prefirió tomarse un vino. Así que yo antojadizo añadí a mi pedido una copa de licor de hierbas. El camarero cuando llegó con el pedido preguntó para quien el café y le indiqué que era para mi. Entonces dijo textualmente lo siguiente “y para ella el vino y también el licor de hierbas”, riendo con una simpatía tan natural que los tres echamos a reír.
No nos sirvió café, vino y licor. Nos regaló un momento de alegría que ahora llevamos en nuestros recuerdos. Hizo lo ordinario de una manera extraordinaria. Pero para él eso ya es ordinario. Pude observar como en cada mesa seguía sirviendo alegrías con alegría.
Tiene claro que su trabajo no es servir café y vino, sino crear momentos a las personas. Cuántos de nosotros hemos tenido momentos iguales que hasta ahora recordamos, y ¿Cuántos de nosotros hemos creado momentos similares que hasta ahora alguien recuerda?
Vivir es recibir recuerdos y regalar recuerdos. Recuerdos que atesoramos y que las personas quieran atesorar. Recuerdos que las personas vuelven a revivir cuando se reúnen y los mencionan. Vivamos regalando recuerdos y que lo extraordinario se convierta en ordinario.