¿Y qué le dirías a alguien deprimido por un fracaso? Haz leña del árbol caído. Sí. Le diría eso. Haz leña del árbol caído
Todos tenemos fracasos. Fracasos de varios tipos. Fracasos en nuestra relaciones sentimentales o laborales. Fracasos en nuestros esfuerzos empresariales. Fracasos en nuestros proyectos. Porque para no fracasar nunca, te tienes que quedar “quieto parao” sin hacer nada.
Cada fracaso es como un árbol que sembramos y cuidamos con esfuerzo para que crezca frondoso y nos sintamos orgullosos de él. Pero que algo falla y no crece o no da buen fruto como esperábamos y nos avergüenza y deprime.
Podemos dejarlo ahí, sembrado, para que cada mañana al verlo recordemos que no conseguimos nuestro objetivo. Seguirá consumiendo agua y un espacio en nuestro jardín emocional y no aportará nada bueno. O podemos hacer leña con él y disfrutarlo en la chimenea espiritual que todos tenemos para quemar lo que no nos sirve.
Haz leña del árbol caído significa que no te quedes atrapado en el fracaso sino que por el contrario lo destruyas reflexionando en cada golpe de hacha imaginaria cuáles fueron los errores para no repetirlos y luego le prendas fuego para que se consuma.
Haz leña del árbol caído es más que pasar página. Es cerrar el libro para escoger otro nuevo que queremos empezar a disfrutar desde cero sin la mala memoria que nos pueda haber dejado el anterior.
Para conseguirlo la receta no es fácil. Hace falta ir por fases. Y como yo digo es un método que toma un rato haciendo referencia a la inicial de cada fase.
Primero hay que Reconocer el fracaso. Pasar y repasar el evento. Llorar si hace falta. Hacer el duelo adecuado. Hablar de las culpas propias y ajenas. Compartirlo con alguien si queremos. Esta fase es a la que más tiempo le debemos dedicar para interiorizar muy bien el fracaso.
La segunda fase es Aceptar. Cuando hemos hecho bien la fase Reconocer, aceptar es muy fácil y rápido. Es simplemente la conciencia de haber fracasado. Es admitir que el árbol no creció como esperábamos. Y por tanto estamos listos para la tercera fase, que es Tumbar el árbol. Sacar el fracaso de nuestra mente. Hacer leña con él. Es algo de lo que ya no queremos hablar ni volver a verlo. Entonces estamos listos para prenderle fuego y entrar a la última fase que es Olvidar el fracaso.
Reconocer, aceptar, tumbar y olvidar es importante porque debemos viajar por la vida con la mochila ligera. Y los fracasos a cuestas pesan mucho.
No tengas miedo al fracaso, pero no los acumules. Haz leña del árbol caído.