Podcast Tres minutos basta: ¿Y qué le dirías a alguien que siente que está perdiendo la pasión?
Podcast Tres minutos basta: ¿Y qué le dirías a alguien que siente que está perdiendo la pasión?

¿Y qué le dirías a alguien que siente que está perdiendo la pasión? Donde vayas lleva amor. Sí, le diría eso. Donde vayas lleva amor.

Resulta más frecuente de lo que parece perder la pasión. Vivimos rodeados del antientusiasmo. Las noticias en la prensa. Los problemas en el trabajo. Las tristezas personales. Las amistades pesimistas. Las dificultades familiares. Muchas vibras de antientusiasmo.

Una persona a quien quiero mucho y voy a querer siempre, me decía, “Ignacio, tu eres uno de esos peligrosos optimistas, que cree que todo se puede resolver, pero no te das cuenta de que no todas las personas están en la misma situación ni con las mismas posibilidades”. Me quedé pensando en su generoso comentario que lo hacía para ayudarme a que mi podcast enganche con más personas. Esa expresión de “peligroso optimista” no dejaba de darme vueltas por la cabeza.

Cuando algo no lo tengo claro hablo con cuanta persona puedo sobre el tema. Opiniones diversas sólo enriquecen. Sobe todo busco hablar con personas diferentes a mi en edad, profesión, formación, género. La diversidad siempre suma.

Durante ese proceso, una seguidora de Instagram me escribió “me gusta tu entusiasmo, contagias”.

Entonces enfrenté esas dos ideas: “peligroso optimista” frente a “entusiasmo contagiante” tratando de identificar qué suma más cuando tu rol es liderar. Tanto liderar a un grupo de personas como liderar tu propia vida.

A lo largo de la vida he podido ver que ser un “peligroso optimista” es más positivo que negativo porque permite encontrar oportunidades y momentos donde parece que no los hay, y construye ese “entusiasmo contagiante” que da fuerzas para seguir adelante. Creo que podríamos definir pasión como la habilidad de ser un peligroso optimista generador de entusiasmo contagiante.

Sin embargo, hay momentos donde esa habilidad nos falla. Situaciones en las cuales realmente nos agotamos y no conseguimos ser optimistas y por tanto no podemos sentir ni contagiar entusiasmo. Es ese momento dónde sólo puede rescatarnos el amor.

La pasión desgasta. La pasión agota. Pero el amor la soporta. Cuando identificas que detrás de la pasión que pones para alcanzar un logro está el amor por alguien, reavivas la pasión.

Imagina una hoguera. El fuego es la pasión y los leños el amor. Si dejas de alimentar de leños el fuego se extinguirá. Pero si nunca paras de alimentarla, y le pones más y más, la hoguera crecerá y podrá verse desde muy lejos.

Es verdad que no se puede ser “peligrosamente optimista” siempre. Es fundamental ir cargados de amor. Es decir, saber claramente por quien lo estamos haciendo. Por quién no nos cansamos. Y el primer amado o amada debe ser uno mismo.

Cuando sientes que te cansas, donde vayas, lleva amor.