¿Y que le dirías a alguien que no está contento con su manera de ser? Así como eres tu, eres suficiente. Sí, le diría eso. Así como eres tú, eres suficiente.
Hace muchos años una persona que trabajaba conmigo me dijo, Ignacio, es que no me gusto cómo soy. Me dejó sin saber qué decir durante algunos minutos.
Tuve varias sensaciones. Sentí alegría por haber sido capaz de crear el entorno de confianza. Sentí gratitud por la confianza que me estaban regalando. Y sentí frustración porque no sabía qué decir.
“No me gusto como soy” sonaba en mi cabeza sin encontrar respuesta. En ese momento vino al rescate mi yo interno que recordaba que en algún momento de mi vida tampoco me gustaba cómo era.
Cuando era adolescente consideraba que mis habilidades sociales eran escazas y al mismo tiempo no conseguía destacar en ningún deporte. Esa mezcla para mi era fulminante y me tenía disgustado con quien yo era. No estaba feliz.
Mis padres tuvieron la habilidad de detectarlo. Sin decirme nada me regalaron una bicicleta y acompañado de ella salieron a relucir mis habilidades sociales. Creía que no las tenía, pero no era cierto. Allí estaban, sólo que necesitaban de un impulsor para que afloren. La bicicleta fue ese impulsor y me sigue acompañando.
Con mi yo interno recordando mi propia experiencia le dije a mi compañera de trabajo “así como eres tú, eres suficiente”. Sólo falta que dejes salir todo lo que eres. Necesitamos un impulsor.
En las siguientes conversaciones que tuvimos apareció que tocaba la guitarra. Lo hacía lindo, pero siempre en soledad. Decidimos que la guitarra podía ser el impulsor para que aflore todo su yo completo y empiece a gustarse cada vez más. Fue llevándose tareas. Primero tocar la guitarra frente a toda su familia, que por supuesto la aplaudieron. Luego tocar la guitarra frente a una amiga cercana, que quedó tan encantada que la invitó a hacerlo en la reunión que daba por su cumpleaños. Cuando lo hizo allí también encantó. Y desde entonces no ha dejado de tocar. Es aplaudida y muy querida.
Algunas veces no nos gusta cómo somos porque no hemos dejado ver todo lo que somos. Amarramos nuestro potencial infinito como quien vuela una cometa a baja altura. La vemos nosotros y nadie más. Pero si empezamos a soltar cuerda y la cometa se eleva la ven más y más personas y descubren que hay una maravillosa cometa en nosotros.
No hace falta reinventarnos para querernos y que nos quieran. Hace falta dejar que aflore nuestro auténtico yo con nuestras cualidades. Porque, así como eres tú, eres suficiente.