¿Y qué le dirías a alguien que está agotado y siente que cualquier cosa bonita es falsa? Hay que remar al revés. Sí, le diría eso, hay que remar al revés
En episodios anteriores de “Tres Minutos Basta” hemos comentado que la vida es cansada. Ese cansancio que nace de estar dándole y dándole a la manivela y sentir que no avanzas. O muchas veces avanzas y pasa algo que te regresa al punto de partida. Y tanto dar y dar y no avanzar termina agotándote al punto tal que pierdes fe en que las cosas puedan salir bien. Entonces todo lo positivo te suena a falso.
Cuando empujas sin parar y las cosas no salen bien, el primer mecanismo para seguir es pintarlo todo en positivo. Esto es algo que vemos mucho en algunas redes donde observas vidas que te gustaría tener. Foto en una playa maravillosa, fiesta con los amigos, plato gourmet en un restaurante cinco tenedores, viajes o salidas con enormes sonrisas. Muchas veces quien pone esas imágenes lo está pasando fatal, pero en sus redes publica algo bonito.
A esto me ha dado por llamarle “la falsedad agotadora” y en algún momento nos pasa a todos. Esa sensación de que todo lo que podemos mirar bonito es falso porque el agotamiento se ha hecho tan duro que empieza a oprimir a todo lo que vaya bien. Nos sentimos tristes, cansados, deprimidos, sin ganas de nada. Y cuando alguien intenta animarnos volvemos a sentir que cualquier cosa bonita es falsa, porque estamos cargados con todo lo malo que nos ha pasado hasta ahora.
El deporte del remo es curioso. Incluso cuando uno sale a pasear en un bote. Digo es curioso porque se rema mirando para atrás. Es decir, vamos mirando lo que estamos dejando y no lo que está por venir. Exactamente eso pasa en la vida. Miramos para atrás donde están todos los fracasos – y los éxitos también – que hasta ahora nos ha dado la vida, en lugar de mirar para adelante donde está todo lo que nos espera.
Hay que remar al revés, significa que debemos voltearnos. Cambiar nuestra posición en la barca de la vida y mirar para adelante mientras remamos. Apuntar al destino y elegir el rumbo. Así estaremos guiados por lo que puede venir, que es lo que podemos cambiar, en lugar de ponerle foco a lo que ya sucedió, que es lo que no podemos cambiar. Así podremos dirigir nuestra vida al futuro partiendo del presente. El presente ya recoge nuestras experiencias y aprendizajes pasados.
Si estás agotado y crees que todo lo bonito es falso, date la vuelta. Mira al futuro y decide que hay que remar al revés.