Todos tomamos decisiones constantemente. El problema, es que vivimos en un mundo en el que cada vez tenemos menos tiempo para prestar atención y profundizar, y esto nos empuja a hacer las cosas siempre de la misma forma y a tomar muchas decisiones sin reflexionar.
En este episodio, la especialista en liderazgo y sostenibilidad Gisella Benavente, CEO Axia Consulting Group, nos ayuda a entender cómo interpretamos lo que nos sucede y nos da herramientas para tomar mejores decisiones en momentos difíciles.
La especialista explica que en un mundo acelerado como en el que vivimos, cada vez es más importante tener la capacidad de entender rápidamente el entorno y adaptarse conforme la situación va variando para responder adecuadamente. En este contexto, es muy fácil estar ocupados todo el tiempo, y esto es un desafío para todos, más aún cuando lideras la estrategia de una empresa, porque quiere decir que no tienes espacios para pensar y que el tiempo se va apagando incendios o respondiendo a lo que viene sin una estrategia; y, las decisiones importantes deben tomarse desde un estado de pausa y de regulación y no desde un estado de alerta.
“Cuando estamos en un estado de alerta escuchamos menos, estamos más irritables y se reduce nuestra capacidad de examinar varias perspectivas, dejándonos atrapados en lo que nos hace sentir más seguros: yo estoy en lo correcto y tú estás equivocado”, precisa.
Benavente señala que debemos ser conscientes de que nuestras impresiones pueden estar influenciadas por sesgos preconcebidos, por nuestra propia interpretación de lo que sucede o por nuestras emociones y esto hace que podamos interpretar la realidad de una manera inexacta o incorrecta.
“Todo lo que experimentamos pasa por el filtro de nuestra mente y esto forma la realidad que percibimos”, explica.
Así, cuando nos encontramos en medio de un conflicto, generalmente nos enfocamos más en lo que el otro hace y no en lo que nosotros queremos hacer, y tomamos una postura para defendernos y no escuchamos posiciones que no reflejen nuestras opiniones. Por esto, en momentos intensos resulta tan importante hacer el esfuerzo de escuchar más, de pensar en lo que realmente queremos y de evitar simplemente reaccionar, pues es indiscutible que las consecuencias de una mala reacción puede tener un costo muy alto.
“Siempre tenemos opciones. Puede que alguna no nos guste, pero eso no significa que no existe; significa que no nos acomoda y que no la queremos elegir”, comenta.
Benavente sostiene que las mejores decisiones siempre serán las que están alineadas con la clase de persona que queremos ser y con lo que nos hace felices, y que antes de tomarlas tienen en cuenta las consecuencias para nosotros y para los demás. Siempre existirá la posibilidad de que una decisión no tenga el resultado que esperábamos, pero muchas veces es mayor el desgaste que nos autogeneramos dando vueltas a lo que pudimos hacer mejor, pegados a la expectativa que teníamos, que la afectación del resultado mismo.
“Si bien no controlamos los hechos, podemos elegir qué hacemos con ellos y cómo queremos enfrentarlos. Y si lo que buscamos es un cambio, la forma como hemos venido haciendo las cosas no nos va a llevar a donde queremos ir”, finaliza.