Ocupó puestos técnicos en el Gobierno revolucionario de las Fuerzas Armadas pero también cargos ejecutivos en el Banco Mundial y, ahora, el ingeniero Francisco Sagasti será el presidente de Perú, con la misión de devolver la estabilidad a un país convulsionado por el rechazo ciudadano a su clase política.
Sagasti, de 76 años, fue elegido congresista en los comicios extraordinarios de enero pasado por el Partido Morado, de tendencia centro-liberal, y llenará el vacío creado tras la dimisión de Manuel Merino en medio de una grave crisis que llevó a masivas protestas ciudadanas que dejaron dos muertos y decenas de heridos en Lima.
Al ser elegido para presidir la mesa directiva del Congreso, encabezará el proceso de sucesión presidencial establecido en la Constitución peruana, que indica que el titular de ese poder del Estado asume la presidencia cuando no hay un mandatario, en este caso hasta el 28 de julio del 2021.
El perfil profesional y humano de Sagasti parece el apropiado para la convulsa situación política del país: un hombre pausado, tranquilo y racional, muy apreciado por sus compañeros del Congreso, con voz grave y una elegancia particular que lo hacía fácilmente reconocible en el hemiciclo: siempre en impecable terno y pañuelo anudado al cuello.
Ese estilo, unido a su fisonomía delgada y su barba candado blanca, le ganaron el sobrenombre de “Don Quijote” entre sus compañeros congresistas.
Es descendiente por parte de padre de un héroe peruano de la guerra del Pacífico, mientras que su familia materna (Hochhausler), es de origen austríaco.
Ingeniero e investigador
Francisco Sagasti, nacido en Lima en 1944, estudió ingeniería industrial en la Universidad Nacional de Ingeniería, tiene una maestría en ingeniería industrial por la Pennsylvania State University, y es doctor en investigación operacional y ciencias de sistemas sociales en la Escuela de Negocios Wharton, de la Universidad de Pensilvania.
Ha sido profesor de la Universidad del Pacífico y de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), investigador principal emérito de Foro Nacional Internacional y asesor de organismos internacionales, agencias gubernamentales y entidades privadas en temas estratégicos.
Además, presidió el Consejo Directivo del Programa de Ciencia y Tecnología de Perú, fue participó en los consejos de varios organismos y fundaciones dedicadas al desarrollo tanto fuera como dentro del país.
Nacional e internacional
Antes de ingresar a la política activa bajo la bandera del centrista Partido Morado, una organización de tintes liberales e ideas progresistas, Sagasti fue jefe de Planeamiento Estratégico del Banco Mundial y presidente del Consejo Consultivo de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo en las Naciones Unidas.
Además, fue profesor visitante del Instituto de Empresas en Madrid, de la Escuela de Negocios Wharton de la Universidad de Pennsylvania, y de la Universidad para la Paz, en Costa Rica.
Muchos años antes, de 1972 a 1977 fue funcionario del ministerio de Industria durante el “gobierno revolucionario” de las Fuerzas Armadas, que presidieron, en dos etapas, los generales Juan Velasco y Francisco Morales Bermúdez, donde trabajó en temas de innovación e industrialización.
Posteriormente, de 1985 a 1987, fue asesor del ministro de Relaciones Exteriores Allan Wagner, y tras su paso por la División de Planeamiento Estratégico del Banco Mundial, fue asesor principal de los Departamentos de Evaluación de Políticas y de Relaciones Externas de ese organismo multilateral.
Del 2007 al 2009 fue presidente del consejo directivo del Programa de Ciencia y Tecnología en las gestiones de los primeros ministros Jorge del Castillo y Yehude Simon, durante el segundo gobierno de Alan García, y ocupó el mismo cargo entre diciembre del 2011 y marzo del 2013 en las gestiones de Óscar Valdés y Juan Jiménez, en el gobierno de Ollanta Humala.
Ha publicado más de 25 libros en español e inglés, sobre tecnología e innovación, democracia y buen gobierno, y cientos de artículos académicos, además de haber sido miembro del consejo editorial de varias revistas internacionales, además de colaborador de revistas y diarios nacionales.
En el periodo 2006-2007, dirigió la serie de nueve programas de televisión “Abriendo Caminos”, sobre los cambios económicos, sociales y políticos en el Perú contemporáneo.
Secuestrado del MRTA
Sagasti también fue uno de los cientos de políticos y personajes que fueron secuestrados en diciembre de 1996 por un grupo del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) que ingresó en la residencia del embajador de Japón en Lima.
Aunque ese secuestro se prolongó durante cuatro meses, hasta que las fuerzas armadas rescataron con éxito a 71 de los 72 rehenes, Sagasti fue liberado a los pocos días, tras lo cual regresó a Costa Rica, donde residía por entonces con su familia.
Al salir de la residencia generó polémica, porque llevó consigo un cartón que tenía las firmas de los secuestradores del MRTA, por lo que ha sido criticado por sectores conservadores y de extrema derecha, aunque él afirmó que era un “certificado de asistencia” a ese suceso histórico, según declaró por entonces al diario costarricense La Nación.
Posición ante crisis
Desde que se desató la crisis política y social en su país, Sagasti fue un duro crítico de la actuación de las bancadas parlamentarias, ya que la suya votó en contra de la destitución de Martín Vizcarra que llevó a Merino a la jefatura del Estado.
“El Partido Morado lucha contra la corrupción, esté donde esté, pero respetando el debido proceso y manteniendo la estabilidad. A pocos meses de las elecciones un cambio de gobierno no resolverá nada y creará más incertidumbre”, señaló en ese momento.
Luego de que el Congreso rechazara este domingo una primera lista para presidir el parlamento que encabezaba la izquierdista Rocío Silva, Sagasti se declaró “desconcertado” porque, según dijo, ese buscaba “un cierto equilibrio” frente a la crisis política.
Por ese motivo, el Partido Morado decidió impulsar una lista propia, mientras que Sagasti consideró que, tras lo sucedido en su país en los últimos días, “la ciudadanía no estaría dispuesta a aceptar un regreso” de Vizcarra al gobierno, una posibilidad que aún está en manos del Tribunal Constitucional.