(G de Gestión) Desde 1975, con la creación de la Reserva Nacional de Paracas, Perú ha logrado proteger cerca del 8% de su biodiversidad marina. En abril, y luego de casi 10 años de debate, finalmente se creó la Reserva nacional Mar Tropical de Grau, ubicado entre Piura y Tumbes. Aún con estos avances, estamos lejos del compromiso global de proteger hasta el 30% del territorio para cuidar los diferentes ecosistemas.
La creación de nuevas áreas protegidas en el mar ubica el debate principalmente en la confrontación entre la protección y su uso para actividades como la extracción petrolera, la pesca y el turismo. Y al ser un territorio sin límites físicos, el trabajo para definir qué actividades se pueden permitir ha sido más difícil. Para Ferdy Louisy, vicepresidente de los eco-alcaldes franceses y también presidente del Parque Nacional de Guadalupe, “todo es cuestión de voluntad”. En su primera visita diplomática al Perú explica a G de Gestión cómo ha logrado que por cada euro invertido para la protección del parque, 11 euros retornen a la economía local.
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¿Cuál es la experiencia que propone replicar en el Perú?
La experiencia que traigo es sobre la gestión que hemos realizado entorno al Parque Nacional de Guadalupe. Se trata de tener un modelo de gobernanza con todos los actores que participan de la biodiversidad, sean públicos o privados. Esta es una visita diplomática donde espero intercambiar ideas con las autoridades peruanas y saber en qué nivel de trabajo están respecto a la conservación de especies naturales, así como qué recursos y herramientas financieras tienen para implementar estas políticas.
¿Cuál es ese modelo de gestión?
No es un tema fácil, pero es apasionante. Sabemos que cada actor vela por sus intereses, pueden ser agricultores, operadores turísticos o el sector pesquero. Y para manejar a estas partes interesadas debemos tener mucha pedagogía y diplomacia, así como capacidad para crear consensos. Si tenemos un área protegida marítima y tenemos a un club de buzos, puede haber degradaciones en el medio natural porque ese daño es provocado por el exceso de oxígeno; entonces, debemos limitar el buceo en esas áreas, y eso es difícil porque repercute en la facturación anual de su actividad.
¿Cómo obligarlos a aceptar ese límite?
A través de la labor científica. Se les muestra la evolución de la degradación de ese entorno y se les explica que, si en el futuro no hay ningún lugar para visitar, entonces tendremos cero facturación y cero posibilidad de hacer negocios. Lo que hicimos, además, fue proponerles una carta de compromiso y de comportamiento, y esa carta incluye todos los aspectos técnicos de su actividad económica.
¿El análisis científico es el que define las decisiones?
En este caso, fue el Parque Nacional quien hizo el documento porque es el que tiene todo el poder normativo. El trabajo de investigación se realizó con científicos y agentes del propio parque y en diferentes años hasta que en un momento dijimos ‘hasta aquí no más de análisis’ para dar paso a elaborar un reglamento de uso.
¿Cuánto produce económicamente el parque?
Por cada euro que se invierte para la protección del parque se reditúa a la economía local 11 euros. Cuando se cuida un ecosistema se genera el crecimiento de actividades como el club de buceo y alrededor se instalan restaurantes, hospedajes, servicios de alquiler de vehículos, tiendas de ropa, etc. Es decir, se crea todo un ecosistema beneficioso. Lo que hemos constatado es que si no protegemos el parque permitiremos una degradación del medio ambiente debido al cambio climático. Si lo protegemos, protegemos la economía.
¿Y cuánto ha afectado el cambio climático? ¿Han hecho un monitoreo?
Hemos perdido especies que eran endémicas, también hemos tenido problemas de flora y fauna. Con el cambio climático y la contaminación hemos perdido entre el 40% y 80% de flora y fauna dependiendo de cada especie. Para todo lo que son frutas, la mortalidad de las abejas es un desastre, y ese es solo un ejemplo. Tenemos un tema con las nubes de arena que vienen del continente africano y que llega hasta el Caribe que afecta la biodiversidad y a la población. Por ese motivo, también estamos desarrollando un atlas de la biodiversidad municipal para elaborar un inventario de todas las especies del lugar. Cuando detectamos que hay especies con una probabilidad de 30% o 40% de desaparecer, solicitamos que los inscriban en una plataforma para aplicar una protección sólida.
¿Hay países que han replicado este modelo de gestión?
Hemos obtenido el reconocimiento de la Unesco como Reserva de la Biosfera. Eso ha despertado el interés de visitantes canadienses, de Santo Domingo y República Dominicana para conocer qué es lo que estamos implementando. Otros parques también vienen para replicar nuestra experiencia, sobre todo en la protección de los arrecifes de coral porque nosotros hemos instalado una suerte de anclajes ecológicos. Además, tenemos operaciones para la reforestación de humedales, así como la protección de la fauna naviera. Este año, con otros países del Caribe, estamos organizando una conferencia anual sobre las aves migratorias. Entonces, estamos compartiendo nuestra normativa y el modelo de cómo trabajamos con la población y las empresas. Por ejemplo, hemos creado una zona de anidación artificial para un ave específica y fue una empresa privada quien la financió.
Con toda esta experiencia, ¿el Perú debería tener más áreas marinas protegidas?
En los lugares donde existen barreras de arrecifes de coral debe haber protección. Existe una iniciativa francesa para la protección de arrecifes y sería interesante que el Perú pueda participar. También trabajamos en la protección de islotes, grandes y pequeños. En Francia, donde hemos constatado una fuerte pérdida marina, hemos ido más allá de alcanzar solo la protección del 30% del área marina y hemos aprobado que el 10% tenga protección sólida, es decir, que no haya interposición con otra actividad. Por ejemplo, hemos aplicado una prohibición de pesca en algunas zonas.
¿Qué tipo de ecosistemas deberían contar con una ‘protección sólida’?
Los arrecifes, por ejemplo. Ahí deberían prohibirse la circulación de barcos, así como la actividad de buceo, pesca o el desembarque. Actualmente, nosotros estamos aplicando la prohibición temporal de cualquier tipo de actividad en un islote que está desapareciendo en el Parque Nacional, y eso lo podemos hacer porque la ley nos protege. Estas decisiones, lamentablemente, no pueden obtenerse mediante consenso, sino bajo una ley que obligue a las empresas a cumplir. Pero no solo es prohibirles, es proponerles lugares alternativos para que puedan utilizar porque hay razones económicas que nos obligan a no cerrar empresas. Ahí es donde interviene el Estado, en analizar los kilómetros de costa que tiene y definir en qué lugar se hace qué.
¿Quién debe ser la autoridad más interesada en la protección?
Soy vicepresidente de los eco-alcaldes franceses y es muy interesante esta alianza porque nos permite ver que la protección de la biodiversidad se aplica a todo nivel. La decisión de proteger el ambiente pasa a través de decisiones locales y territoriales; depende del ordenamiento territorial y eso está bajo la responsabilidad de los alcaldes. Si se quiere lograr la protección de la biodiversidad, debe hacerse con la participación de los alcaldes.
Sería interesante que los alcaldes en el Perú se comprometan con la ecología y biodiversidad. Podríamos darles las herramientas que han funcionado en otros municipios para que desarrollen sus políticas. Los alcaldes siempre están en la disyuntiva porque trabajan por el desarrollo de sus municipios pero también deben encargarse de preservar el patrimonio que deben dejar a sus ciudades, y eso significa patrimonio cultural y nacional. Yo propongo que todos los alcaldes del mundo se unan para luchar contra el cambio climático.
¿Cuánto invertirán este año en la protección del Parque?
El parque tiene un presupuesto de siete millones de euros al año que se destina a la contratación de 70 funcionarios y a la policía ambiental que juega un papel importante y que requiere recursos para hacer su trabajo. Con este presupuesto manejamos aproximadamente 17,000 hectáreas terrestres, 4,000 hectáreas de humedales y 110,000 hectáreas de espacio marítimo.
Dato
- Clément Larrue, representante del grupo de la Agencia Francesa para el Desarrollo (AFD), señaló que cuentan con un fondo de innovación para la protección del ambiente de cerca de 1 millón de euros. “Vamos a ayudar a diseñar un proyecto para apoyar al Perú en la protección de su biodiversidad”, dijo. Además, esperan impulsar el ingreso del Perú al corredor marino en el Pacífico, un área protegida que pertenece a Colombia, Costa Rica, Ecuador y Panamá.