Perú, considerado el segundo productor mundial de cocaína, advirtió este lunes en la cumbre anual de jefes antidrogas que los narcotraficantes producen cada vez más cocaína con la misma cantidad de hoja de coca, por lo que ya no es posible calcular la producción en función de la extensión de los cultivos.
“La producción de la cocaína crece a pesar de que algunos de nuestros países han frenado la tendencia expansiva de los cultivos ilícitos”, advirtió el jefe de la gubernamental Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (Devida), Rubén Vargas.
El funcionario alertó de esta tendencia durante la inauguración de la vigésimo novena reunión de jefes de los Organismos Nacionales Encargados de Combatir el Tráfico Ilícito de Drogas (HONLEA) América Latina y el Caribe, que reúne en Lima a representantes de 46 países.
Asimismo, puso a evaluación de sus homólogos implantar a nivel internacional el modelo peruano de control de la producción y del comercio de cocaína que trabaja de la mano con la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC).
“Se trata de un modelo que busca conocer de manera integral no solo cuántas hectáreas de coca tenemos, sino toda la dinámica del mercado de la cocaína y especialmente nuestra eficacia para controlarlo. Queremos compartirlo con la comunidad internacional”, señaló Vargas.
Todo ello sin dejar de lado la producción legal de hoja de coca en países andinos como Perú y Bolivia, donde existe la costumbre ancestral de “chacchar” (masticar, en quechua) las hojas y se elaboran mates y otros productos derivados como caramelos.
“Son 11,000 toneladas métricas de coca legal que tiene el Perú, mientras que Bolivia posee 24,000 toneladas métricas. Esto reitera que el Perú reconoce y defiende el consumo de hoja de coca tradicional, pero deplora cuando esta es pisoteada para convertirla en cocaína”, apostilló Vargas.
El jefe antidrogas de Perú achacó al incremento de la demanda de cocaína de los países consumidores el pico histórico de 245.400 hectáreas de cultivos ilícitos de hoja de coca registrado el año pasado, en conjunto, en Colombia, Perú y Bolivia, los tres principales productores globales de esta planta.
Vargas acotó que España, Estados Unidos, México y el Reino Unido son los principales destinos de la cocaína que se incauta en los aeropuertos de Perú, que es el segundo mayor productor mundial de esa droga, con una estimación de 400 toneladas anuales.
En ese sentido, advirtió que a su país le preocupa especialmente la proliferación de cocales en sus fronteras con Colombia, donde denunció la presencia de disidentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), y con Bolivia, donde ha invadido más de 3,000 hectáreas del Parque Nacional Bahuaja Sonene.
En total, Perú ha detectado unas 6.000 hectáreas a nivel nacional que el narcotráfico ocupa dentro de áreas naturales protegidas y más de 3.000 dentro de territorios pertenecientes a pueblos indígenas.
“Estos daños y amenazas son claras consecuencias de la intensidad que la producción ilícita para responder a una creciente demanda de estupefacientes”, apuntó Vargas, cuyo país registró en 2018 casi 50,000 hectáreas de cultivos de coca, la mitad de ellos concentrados en el Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem).
Tras la inauguración, los debates de la cumbre HONLEA transcurrieron en privado y sin acceso a la prensa, con una serie de conferencias sobre políticas y estrategias, actuación policial, intercambio de inteligencia, comprensión de los modus operandi y las actividades de los grupos delictivos organizados.
Los participantes también analizan el aumento de la capacidad de los países de detectar nuevas amenazas relacionadas con las drogas mediante sistemas de alerta temprana y la ampliación del alcance de los sistemas nacionales de vigilancia de cultivos ilícitos.
Las conclusiones se presentarán a consideración de la Comisión de Estupefacientes (CND), el principal foro de la Organización de las Naciones Unidas que aborda el problema de las drogas.