(AFP) El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha puesto en práctica una "retórica del odio" con la que ha dado la espalda a refugiados y migrantes, convertidos en chivos expiatorios, denunció Amnistía Internacional (AI).
En su informe anual sobre la situación de los derechos humanos en el mundo, la organización internacional señaló que el 2016 fue un año en el que "el uso cínico" de esa retórica adquirió prominencia global a una escala nunca vista desde la década de 1930.
AI expresó especial inquietud respecto a Donald Trump, quien fue elegido presidente de Estados Unidos en noviembre "tras una campaña que causó consternación por su discurso discriminatorio, misógino y xenófobo", y que "ilustra la tendencia global más airada y divisiva de hacer política".
"Las decisiones que está tomando, ya sea la construcción de un muro en la frontera con México o la aceleración de las expulsión de inmigrantes ilegales, van a tener repercusiones sobre millones de personas", alertó Geneviève Garrigos, responsable de la región Américas de AI.
Además de Trump, Amnistía arremetió contra el presidente filipino Rodrigo Duterte, el turco Recep Tayyip Erdogan y el primer ministro húngaro Viktor Orban, que "tienen una agenda tóxica que persigue, convierte en chivos expiatorios y deshumaniza a grupos enteros de personas".
El secretario general de AI, Salil Shetty, advirtió además contra el "riesgo de efecto dominó" cuando países poderosos, como Estados Unidos, "dan marcha atrás en sus compromisos con los derechos humanos".
Frente a este escenario, Amnistía llamó a todos a movilizarse. "El año 2017 será de resistencia", dijo Shetty a la AFP. "Nuestras esperanzas reposan en el pueblo".
Expulsiones y represiónEn su informe, que abarca 159 países, Amnistía alertó sobre la inquietante situación de los refugiados centroamericanos que huyen de la violencia "implacable" en sus países y que son "frecuentemente olvidados".
En el 2016, estas personas fueron víctimas de expulsiones desde México y Estados Unidos, a pesar de los abrumadores indicios de que muchos regresaban a situaciones de peligro mortal, señaló AI.
Garrigos denunció además la detención de migrantes, incluso de menores no acompañados, en los meses pasados en la frontera sur de Estados Unidos, muchos de ellos sin acceso adecuado a atención médica ni a asistencia de un abogado.
"Nos preocupa que esta situación se agrave con la gran cantidad de migrantes cubanos que han ido a Ecuador para luego tratar de subir a Estados Unidos o de haitianos que se encuentran bloqueados en la frontera mexicana, sin ningún recurso, en condiciones muy difíciles", agregó.
En Brasil, AI criticó las políticas de seguridad pública puestas en marcha por el gobierno conservador de Michel Temer, que el año pasado reemplazó a la izquierdista Dilma Rousseff, destituida por el Congreso.
"Un país con 60,000 homicidios al año debería focalizarse en la reducción de los homicidios, en la protección de la vida, el control de armas", dijo Renata Neider, asesora de Derechos Humanos de AI en Brasil.
Pero no fue eso lo que ocurrió. "Actualmente, la política de seguridad pública está volcada a la guerra contra las drogas, con un encarcelamiento desproporcionado, que resulta en miles de muertos todos los años", agregó, en referencia a recientes sangrientos ajustes de cuentas entre bandas de narcotraficantes en las hacinadas cárceles brasileñas.
Por otra parte, AI señaló que "ninguna parte del mundo se libró de medidas de represión general de la disidencia" o del "afán de silenciar las voces críticas".
El organismo internacional citó el asesinato de la ambientalista Berta Cáceres en Honduras en marzo como "un ejemplo de todos los peligros que arrostran quienes se enfrentan con valentía a poderosos intereses estatales y empresariales".
Alertó también sobre la "grave situación de los presos de conciencia en Venezuela" y la "determinación del gobierno de reprimir la disidencia", así como la situación de defensores de derechos humanos en Brasil y Colombia, que "siguen siendo objeto de amenazas y homicidios".
Pendiente de FranciaAI, cuya sede central está en el Reino Unido, presentó de forma excepcional su informe anual 2016-2017 en Francia, para alertar sobre la situación de los derechos humanos en este país a dos meses de las elecciones presidenciales.
"Francia está en un punto de inflexión en cuanto a los derechos humanos", advirtió Shetty, pidiendo a los ciudadanos "que no caigan en la trampa de los discursos de odio, miedo y aislamiento".
AI denunció además la restricción de los derechos humanos en el marco de las medidas antiterroristas tomadas en ese país, en particular las relacionadas con el estado de emergencia decretado tras los atentados de noviembre del 2015, que se saldaron con la muerte de 130 personas.
"El gobierno debe proteger a su gente, pero las medidas deben ser proporcionales", señaló, antes de afirmar que "el mundo está pendiente de Francia".