Desde el inicio de la cuarentena obligatoria, el Gobierno decidió asumir el liderazgo de la lucha contra el Covid-19. Como parte de este objetivo se realizaron estrategias de comunicación. La más importante, por sus niveles de impacto, la emisión de conferencias de prensa y en las que también se informa a la población sobre la evolución de la enfermedad.
Gestión detalló algunos aspectos (18.03.2020) que serían fundamentales para que el mensaje del Gobierno llegue efectivamente a la ciudadanía. Pero las condiciones iniciales cambiaron y la percepción de la población también. A pesar de ello, hasta fines de abril el presidente Martín Vizcarra alcanzó 82% de aprobación, según encuestas.
Urpi Torrado, CEO de Datum Internacional, asegura que el problema radica en la disonancia entre el mensaje del Gobierno y la realidad. Conforme se agrave la situación, esto se reflejará en el respaldo a Vizcarra. “Antes había mucha expectativa al mediodía para escuchar al presidente, pero de alguna manera se perdió la conexión inicial”.
El mensaje se agota
Guillermo Loli, director sénior de Ipsos, detalló que en abril el 80% de los peruanos se informaba a través del mensaje presidencial y el 94% consideraba correcto que Martín Vizcarra sea quien diera detalles de los avances. Además, se conoce que el discurso generaba sentimientos de preocupación en 48% de ciudadanos, esperanza en el 47%, tranquilidad en el 35%, incertidumbre en el 20% y miedo en el 18%.
“Pasaron varias semanas desde el último estudio y hubo más de un momento complicado que pudo cambiar la tendencia de las personas”, sostiene Loli. Agrega que el discurso también pudo haberse agotado por factores como la lentitud del aparato estatal, que la curva de contagios no haya bajado o la insuficiencia de pruebas.
“Es evidente que hay voluntad, pero para tener credibilidad se necesita una gestión pública eficiente” afirma Hernán Chaparro, investigador y profesor en la Universidad de Lima.
Un nuevo formato
Ricardo Chadwick, socio y director creativo de la agencia Fahrenheit DDB, coincide en que el mensaje se desgastó. “Es normal que suceda por la complejidad de lo que ocurre, pero hay un espacio para la evolución”.
En ese sentido, apunta que el formato actual es antiguo, muy formal y lejano. Además, la duración debería reducirse a 20 minutos. Agrega que el ambiente debería ser más amigable, iluminado y en modo panel. Asimismo, Chadwick agregaría una pantalla al lado para que esta permita mostrar los gráficos y cifras.
“Las presentaciones del mandatario deben pensarse dentro de una estrategia general de comunicación adecuada para el espacio y lo demás dejarlo para otros canales”, señala Hernán Chaparro.
Chadwick detalla que las conferencias del Gobierno tienen buena atracción en Facebook, obtienen hasta un millón de vistas. “Esta es una oportunidad para segmentar los mensajes a través de otros canales porque el covid-19 no ataca igual en la costa o en la selva”, indicó.