La implementación de prácticas sostenibles permite a las empresas avanzar hacia un modelo de negocio equilibrado, combinando aspectos económicos, medioambientales y responsabilidad social.
En este contexto, la educación ambiental juega un papel clave, destacando su importancia en la acción climática, especialmente en el Día Mundial de la Educación Ambiental, que se celebró el 26 de enero.
Yanick Gómez, Experto de Calidad en Tgestiona, empresa líder en servicios de Facility Management, señala que “En Perú, organizaciones como “Perú Sostenible” otorgan el Distintivo de Empresas con Gestión Sostenible (DEGS). Actualmente, 58 empresas han cumplido con los estándares de gestión de sostenibilidad en 2022, contribuyendo al desarrollo sostenible del país.”
Sin embargo, existen desafíos comunes en la implementación de estas prácticas, como son la resistencia al cambio, asignación insuficiente de recursos y la falta de compromiso son obstáculos frecuentes. La falta de seguimiento y medición adecuados también dificulta evaluar la efectividad de los programas de educación ambiental, menciona la especialista.
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Pese a ello, los esfuerzos no disminuyen y es posible que las empresas puedan adoptar distintas prácticas en sus organizaciones y equipo de trabajo. Alguna de estas son:
● Reducción del uso de papel mediante gestión de documentos digitales. Esto reduce la tala de árboles y el consumo de recursos.
● Establecimiento de programas de reciclaje en la oficina. Que incluya la separación de residuos, como papel, cartón, vidrio y plásticos. Proporcionar contenedores de reciclaje claramente identificados y concientizar a los colaboradores sobre cómo usarlos correctamente.
● Actualización de tecnología de oficina para incluir dispositivos energéticamente eficientes. Algunas alternativas recomendadas son las luces LED, computadoras de bajo consumo y sistemas de energía que apaguen automáticamente los dispositivos no utilizados.
● Priorización de la compra de productos y suministros sostenibles. Como papel reciclado, productos de limpieza ecológicos y equipos electrónicos con certificación de eficiencia energética.
● Implementación de medidas para reducir el consumo de agua. La instalación de grifos y descargas de inodoros de bajo flujo, así como la detección y reparación de fugas de agua son opciones prometedoras.
● Involucramiento en proyectos de responsabilidad social empresarial (RSE). Esto puede incluir programas de voluntariado, donaciones a organizaciones benéficas o proyectos de desarrollo sostenible.
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● Promoción del uso de transporte sostenible entre los colaboradores. Se pueden brindar beneficios a quienes utilicen alternativas de movilidad como es la bicicleta.
“Desde la eficiencia operativa y la reducción de costos hasta la mejora de la reputación y la atracción de talento, las empresas pueden obtener beneficios significativos al implementar prácticas sostenibles”, menciona la experta de calidad de Tgestiona.
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