Escribe: Pedro Grados Smith, director de la Escuela de Posgrado de la Universidad de Lima.
Un informe del Banco Mundial del 2023 confirma los grandes éxitos de la economía peruana durante los primeros años del siglo XXI, pero al mismo tiempo muestra las profundas disparidades regionales y de ingresos que existen en el país. En esa línea de análisis, las regiones más ricas del Perú revelan un producto bruto interno por persona (PBI per cápita) similar al promedio del Asia Oriental, mientras que las zonas más pobres presentan niveles de ingreso que se aproximan a los estándares del África subsahariana. La generación de un crecimiento sostenible que le permita al Perú salir de la llamada trampa de los países de ingreso medio requiere de la integración de esas dos realidades.
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Si consideramos los logros obtenidos, debemos recordar que el periodo en que el PBI se duplicó más fue entre 2000 y 2015; la inversión extranjera directa (IED) del 2019 fue ocho veces la del año 2000; las ventas al exterior de hortalizas y frutas se multiplicaron por seis y hasta por 61 en un lapso de veinte años, y los sectores de pesca y minería mostraron progresos notables. Todo esto, sumado a otros factores, contribuyó a reducir la pobreza a niveles superiores en el 2019, y se pasó de 50% a 20%. Por otro lado, la pandemia mostró las diferencias significativas entre las diversas regiones del país y el profundo malestar de sectores de la población que se inclinaron políticamente por opciones radicales y antisistema.
El sector privado fue el principal impulsor de los logros obtenidos durante el periodo analizado, pero, conjuntamente con el Estado peruano, descuidó el trabajo directo en las regiones menos beneficiadas y a las que les urgen importantes reformas. Se requiere eliminar las restricciones a la inversión privada en por lo menos tres aspectos: la mala gobernanza en los gobiernos regionales y municipales, los problemas de inseguridad jurídica y la informalidad en el mercado de tierras, y la rigidez del mercado laboral.
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Con la finalidad de recuperar el crecimiento económico y darle características de mayor inclusión y difusión regional, el Banco Mundial recomienda actuar en cuatro sectores: agricultura, turismo, acuicultura y economía digital –con énfasis en los servicios financieros–. En el caso del proceso de desarrollo de los servicios digitales, es importante mejorar la infraestructura y el acceso a internet, pues el Perú ocupa la posición 78 de 131 países, según el Network Readiness Index.
En todos los casos, se debe conectar a los grandes productores y exportadores con las medianas, pequeñas e, incluso, microempresas, lo que permitirá lograr que los beneficios del crecimiento económico puedan ser percibidos por un mayor porcentaje de la población.
Es fundamental que todos los que “vemos al Perú no como un festín, sino como una tarea”, como afirmaba Jorge Basadre, trabajemos por un país más integrado.
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