Nuestros hijos están de vuelta en el colegio a pesar de que el verano se resiste a entender nuestro calendario escolar. Esta es una perfecta época del año para darles una breve clase de finanzas personales a nuestros hijos. Las vacaciones siempre implican gastos por encima de lo normal, así que es un excelente momento para transmitirles el valor del hábito de ahorrar.
Ofrézcales a sus hijos el siguiente trato: si este fin de semana no nos comemos los helados de la refrigeradora, recibirán 5 soles el siguiente fin de semana.
Este pequeño juego viene con cinco lecciones que les servirán para la vida. La primera: ahorrar implica un sacrificio hoy y un beneficio después.
Es importante inculcarles esa idea a nuestros hijos porque no hay otra manera de hacerles entender que la plata no es infinita y que lo que no gasto hoy, podré utilizarlo en el futuro. Segunda lección es que muchas veces el premio del ahorro está en no haber malgastado la plata.
Postergar ciertos gastos que, en realidad, no son indispensables, nos permite gastar en aquello que realmente queremos o necesitaremos.
Tercera lección es que no todas las formas de ahorrar son igualmente eficaces. Puedo dejar el helado servido en el tazón en lugar de dejarlo en el congelador y de hecho no será la misma experiencia.
En realidad, cuando las promesas de retorno son excesivamente buenas, es porque no son genuinas. Así que es bueno saber diferenciar los vehículos que utilizamos para ahorrar. No es lo mismo ahorrar debajo del colchón (donde alguien lo puede tomar o yo mismo lo puedo gastar) a ahorrarlo en un instrumento financiero que me garantice que mis recursos no se perderán o donde no será tan fácil que me arrepienta de ahorrar y me lo gaste.
La cuarta lección, que es la más difícil de inculcar en cualquiera, no sólo en nuestros hijos, es que como casi todo en la vida, la verdadera virtud está en que ese ahorro se vuelva un hábito, no una decisión esporádica.
Hasta aquí hemos aprendido el valor de ahorrar, pero para realmente cerrar el círculo es crítico entender que es mucho más fácil formar ese hábito si es que le ponemos un fin a dicho ahorro. De esta manera, podremos tener claridad qué tan lejos estamos de esas vacaciones en la playa, o del auto nuevo, o de lo que sea tu aspiración.
Será también mucho más difícil usar esa plata para otras cosas porque sabremos que nos estamos saliendo del camino avanzado. Además, hay algunas cosas que requieren muchos meses de ahorro, inclusive años, pero otros sólo semanas.
Y la quinta lección es que para ciertas cosas ahorrar no es la mejor salida, porque hay eventos demasiado costosos como para reservar recursos por si eso ocurre y, por ello, la escalera del éxito en las finanzas personales se apoya del ahorro y de los seguros que están hechos para proteger nuestro presupuesto cuando algo muy caro ocurre. Combinar ambas herramientas financieras es mucho mejor que sólo utilizar una de ellas.
Los especialistas señalan que hay dos cosas que todos los escolares (y sumemos a ellos a los que están en educación superior) deben aprender: finanzas personales y estadística.
Ambas cosas nos permitirán entender mejor cómo valorar adecuadamente los riesgos que enfrentamos en lograr lo que queremos y así diseñar nuestra mejor estrategia para alcanzarlo.
Aprovechemos que se acerca la Semana Mundial del Ahorro para reflexionar que si enseñamos a nuestros hijos a ahorrar, manejar un presupuesto y diferenciar gastos necesarios de gustos innecesarios, ellos estarán mucho mejor equipados para enfrentar un mundo que hoy los reta mucho más.
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