El 2022 empezó complicado. La campaña de verano se vio afectada por el rebrote de la variante Ómicron. A pesar del regreso a clases presenciales, esa segunda campaña del año no sumó como las previas a la pandemia. Los días de la Madre y Padre mejoraron las expectativas, llegando a porcentajes similares al 2019.
Pero en julio, el tipo de cambio y la inestabilidad política nos hicieron caer nuevamente. Y en la campaña de cierre de año, el flujo e ingresos para las compras de mercadería se nos complicó, por las pocas ventas.
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El cierre de año es la campaña más importante para el retail, pero nos dejó un sinsabor político. El autogolpe de Pedro Castillo se dio el primer feriado, el 8 diciembre, que siempre nos anticipa lo que puede ser la Navidad. Luego, el 15 de diciembre -cuando se pagan gratificaciones- las marchas y los disturbios hicieron que por temor el consumidor no vaya ni a tiendas ni a malls a nivel nacional. La final del Mundial de Qatar dejó el domingo previo a Navidad con muy poca venta y afluencia a los centros comerciales.
Sumando esto, la campaña de fin de año tuvo pérdidas por encima de los S/ 615 millones en los primeros días del mes, que son difíciles de recuperar.
Las proyecciones para el retail en 2023 son inciertas, con el panorama político que tenemos. Otro factor en contra es que la campaña navideña que acaba de terminar no permite tener la ganancia y el flujo requerido para la compra de mercadería, lo que ya complica el inicio del año. Los primeros meses son de liquidación de la campaña de verano, con muy poco margen.
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Las tarea urgente para el Estado es dar tranquilidad, estabilidad y seguridad en las calles. Que la población se sienta segura de vender, abrir sus negocios y que no corra riesgos de pérdidas por disturbios, tanto en las ciudades como en el transporte. Si las carreteras se cierran, suben los fletes.
También deben tomar acción en los conglomerados de productores locales que necesitan apoyo para salir adelante. La idea es que puedan abastecer al mercado de retail peruano para generar una sinergia entre la producción nacional y las empresas comercializadoras, y que en los primeros meses del año la economía se reactive.