CEO de Credicorp
Hace unos seis años subí con mi hija a un taxi. Luego de acordar el precio con el conductor, y ya llevando varios minutos en el auto, nos percatamos de que ninguno de los dos tenía efectivo para pagar el servicio, lo que derivó en una obvia incómoda conversación con el amable taxista. Gracias a Dios y a un cajero automático cercano, pudimos resolver este problema minutos después.
Momentos como el de esta anécdota suelen impulsar el surgimiento de herramientas físicas y digitales en todas las industrias. La idea de Yape, surgió a raíz de esta historia, pero fue un proyecto que –hasta ver la luz– necesitó de mucha dedicación y tiempo por parte de un equipo comprometido en pensar en las distintas necesidades (y dolores) de las personas al hacer sus pagos.
Hoy, el Banco Central de Reserva del Perú (BCR) estima que alrededor de 17 millones de peruanos son usuarios de alguna de las cinco billeteras digitales. Podemos decir que tomó solo seis años que un producto alcance a más del 50% de la población. Y si vemos esto a escala latinoamericana, vamos a encontrar un escenario similar en donde decenas de billeteras digitales ya suman más de 100 millones de usuarios.
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Soy un convencido de que el principal competidor de una billetera digital no es la billetera digital del costado, sino el dinero en efectivo: cuesta guardarlo, es fácil perderlo, aumenta el riesgo a la integridad de la persona y cada vez es más rápido falsificarlo.
Y por eso, tomo con mucha alegría que las billeteras digitales más importantes del Perú, Yape y Plin, ya empezaron con la interoperabilidad, y ojalá el resto puedan interconectarse pronto. Este paso pone fin a la interrogante que nos hacemos todos sobre ‘¿qué billetera tendrá el negocio de la esquina?’, cada vez que uno decide ir de compras.
Retrocediendo unos pocos años, vemos que la competencia contra el dinero en efectivo se potenció con el inicio de la pandemia. El uso de las billeteras digitales subió en un 500% solo durante el 2020, según el BCR. Y el crecimiento se sigue dando hasta hoy. Pero aún es muy pronto para destronar al efectivo.
De acuerdo con el Índice de Inclusión Financiera de Credicorp 2022, podemos hablar de una fuerte competencia entre billeteras digitales y tarjetas, pero las monedas y billetes siguen siendo el método de pago favorito en Latinoamérica, sobre todo para compras básicas como alimentos, productos del hogar y personales.
La interoperabilidad de las billeteras digitales es una excelente forma de impulsar la inclusión financiera, de invitar a las personas a ingresar al sistema formal y de empezar a acelerar los cambios que necesitamos en nuestros países.
Estoy convencido de que cuando tenemos estrategias comprobadas que mejoran la calidad de vida de microempresarios como heladeros, quiosqueros, zapateros y (a propósito de la historia del inicio) taxistas, el esfuerzo se debe potenciar en cooperación, y no en competencia.
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