Quizás algunos de ustedes han visto los vídeos virales de una concejala veneciana gritando “atención, carteristas”. Sus palabras se han convertido en audios y memes alrededor del mundo. Tal ha sido el impacto mediático de Monica Poli, la persona detrás de las cámaras, que el New York Times le hizo una extensa nota resaltando sus hazañas ciudadanas. Poli forma parte de la brigada de “Vecinos Sin Distracción”, que filman presuntos carteristas en una de las ciudades más bellas y visitadas del mundo.
En principio, ¿quién podría estar en contra de una mujer que actúa de forma noble y desinteresada en favor de la comunidad? Sin embargo, esta acción ciudadana da cuenta de lo potencialmente peligroso y perjudicial que es encargar o asumir funciones de seguridad y orden a personas no preparadas para ello. Poli pertenece a la Liga Norte (o simplemente Lega), partido de extrema derecha populista que busca la secesión del norte de Italia, además de tener una agenda contra los migrantes y la población LGBT+.
Si bien es cierto, Italia, así como todos los lugares con gran flujo de turistas, tiene que lidiar constantemente contra el deterioro del patrimonio y hurtos, los videos no muestran a ninguna de las personas en estado de flagrancia. Es posible que algunas o varias de ellas simplemente huyan de la cámara de Poli por temor. Y eso no podremos saberlo porque no han sido aprehendidas por las fuerzas del orden. Asimismo, existe el alto riesgo de que se sigan perpetuando estereotipos sobre los extranjeros en el país mediterráneo, sobre todo la población romana.
Por ejemplo, el concejal florentino Alessio di Giulio grabó un video el año pasado junto a una mujer romana diciendo “vota por la Liga para no verla más”. Fue condenado al pago de 18 mil euros por incitación al odio racial. Asimismo, el actual vicepresidente del Consejo de Ministros italiano, Matteo Salvini, también de dicho partido, es conocido por reprochables frases como “ese olor que apesta, que hasta los perros corren de él, es que los napolitanos han llegado”. Nápoles, la principal ciudad del sur de Italia, y sus ciudadanos son blanco de cánticos racistas en los estadios (“Vesubio, lávalos con fuego” o “Nápoli, el cólera”) y una serie de frases racistas y discriminatorias.
Monica Poli afirma que ella sabe reconocer cuando alguien es carterista. La pregunta que cabe es qué características tienen los carteristas y por qué la veneciana considera que puede determinar quién es carterista y quién no. Y ese es el dilema con buscar solucionar los problemas de seguridad y orden con ciudadanos vigilantes o, en el caso de Perú, con una fuerza policial bautizada de forma desafortunada como “Policía del Orden”. La Ordnungspolizei u OrPo quitó funciones a la Policía alemana y funcionaba directamente bajo el Gobierno nazi. ¿Por qué instituir una nueva fuerza policial sería la solución que tanto necesitamos? ¿Qué nos garantiza que la creación de un nuevo grupo menos preparado podría mejorar la situación en el país? De nuevo, la vieja receta es populismo punitivo: nuevos delitos y penas más severas que poco o nada hacen para reducir la inseguridad ciudadana. Sobre todo, con un enfoque hacia la criminalidad cometida por ciudadanos extranjeros. Este discurso es bastante común en la vida diaria y en la prensa. Sin embargo, solo el 7% de los criminales y el 4% de los actualmente encarcelados no son peruanos (World Prison Brief, 2023). De nuevo, el problema de no usar evidencia y basarse en ideas preconcebidas o prejuicios. La creación de un grupo que funge funciones de seguridad en un país con detenciones arbitrarias, uso excesivo de fuerza de orden y sin mediar responsables por muertes acaecidas en protestas es un grave riesgo que no hace más que añadir un paliativo a una problemática sumamente compleja como el control del crimen y la seguridad ciudadana. Sin embargo, podría ser popular entre la ciudadanía.
Esto lo explica John Jost, destacado psicólogo y catedrático de NYU en su libro Teoría de Justificación del Sistema (2020). El autor argumenta que defender el ‘status quo’ sirve a las necesidades psicológicas fundamentales de certeza, seguridad y aceptación social. Esto explicaría, por ejemplo, por qué algunas mujeres niegan la brecha de género o los electores votan por candidatos que atentan directamente contra ellos. Un claro ejemplo serían los ‘Latinos for Trump’ en Estados Unidos o ‘Latinos por Abascal’, excandidato presidencial por Vox en España. La inclinación por la mano dura o tendencias al autoritarismo no es gratuita en nuestra región. Evidentemente existen (varios) problemas por resolver. Lamentablemente, no existe una política de Estado “talla única” para poder remediarlo. Más aún, en temas donde existe manejo de armas, potenciales enfrentamientos y abrir la puerta a la arbitrariedad y precarización de los agentes del orden, oficiales y por ingresar.