Director de conservación y articulación social de la Asociación UNACEM y ex jefe del Sernanp
Hace tres años, Perú fue sede del III Congreso de Áreas Naturales Protegidas de Latinoamérica y Caribe y, su Comité Coordinador acordó establecer el 17 octubre de cada año como el “Día de las Áreas Naturales Protegidas de Latinoamérica y el Caribe”, con el objetivo de posicionar y destacar la importancia de estos espacios para el bienestar humano y el desarrollo sostenible. Nuestro país fue el primero en oficializar la efeméride con la expedición de la Resolución Suprema N° 030-2019-MINAM.
Las Áreas Naturales Protegidas (ANP) se han convertido en la mejor estrategia de conservación de la diversidad biológica y, como resultado de ello, garantizan la provisión de servicios ecosistémicos que aseguran el bienestar y el desarrollo de las poblaciones mediante su aprovechamiento sostenible. Al lograr que estos beneficiarios se comprometan con la conservación, se genera un perfecto círculo virtuoso que ha permitido, por ejemplo, que las ANP de administración nacional tengan casi 96% de buen estado de conservación: un éxito.
Además, responden frente a los efectos del cambio climático, integrando parte de las soluciones basadas en la naturaleza. En el caso de nuestro país, que tenemos más del 17% de territorio nacional conservado bajo esa modalidad, se ha demostrado que las áreas naturales protegidas retienen la mayor cantidad de carbono, uno de los principales gases de efecto invernadero causantes del calentamiento global.
Por su lado, estudios científicos señalan que hasta el 2017, las ANP en la Amazonía han resguardado 1,85 mil millones de toneladas métricas de carbono, que equivalen a más de 51 años de las emisiones de carbono del Perú.
Es por ello que el establecimiento y la gestión de estas áreas deben ser un compromiso de todos y, vaya que algunos se lo están tomando en serio: titulares de espacios privados con importante biodiversidad han solicitado el reconocimiento de sus propiedades como Áreas de Conservación Privada (ACP). A la fecha, se han reconocido 165 iniciativas, cuyos compromisos de conservación van desde los 10 años hasta la perpetuidad.
A este compromiso se ha sumado UNACEM, conservando un ecosistema único, frágil y poco representado: las lomas costeras. Desde hace más de 20 años, conserva 70 ha de lo que se conocía como el Santuario del Amancay y, hace un año, consolidó su compromiso con el reconocimiento de 787.82 ha de su propiedad como ACP “Lomas de Quebrada Río Seco”, ubicada entre los distritos de Pachacamac y Lurín, convirtiéndose en la primera ACP de Lima Metropolitana.
Cabe destacar que este esfuerzo de conservación sólo puede ser exitoso si genera oportunidades de desarrollo sostenible y mejora de calidad de vida de la población local. Tarea que UNACEM ha emprendido con la suscripción de convenios con universidades para realizar investigaciones, la regulación de actividades deportivas para garantizar la conservación del patrimonio natural y seguridad de los visitantes, la capacitación a orientadores locales para turismo de naturaleza y la concientización mediante programas de educación ambiental.
Debemos recordar que somos un país con una importante diversidad: estamos entre las diez naciones más megadiversas del mundo. Por ello es necesaria la conservación de las áreas naturales, a través de un compromiso a corto y largo plazo que requiere del esfuerzo de todos los peruanos, iniciando desde el sector privado. Las áreas naturales son vitales para afrontar el cambio climático y también oportunidades de desarrollo para las comunidades.