Escribe: Enrique Castillo, periodista.
En las últimas semanas se han multiplicado e intensificado las opiniones publicadas en medios de comunicación que señalan que los errores y horrores del Gobierno, así como las ya conocidas equivocaciones de la derecha, benefician a Antauro Humala y le hacen ganar votos diariamente.
Como hemos dicho, son opiniones. En algunos casos, vienen desde hace varios meses, y en otros, planteados desde hace poco como consecuencia de todos los actos de este Gobierno.
LEA TAMBIÉN: Agenda corta para un diálogo
No cabe duda que Antauro Humala es un actor importante en el escenario político regional, y se convierte en una alternativa más a nivel electoral, sobre todo en la macro región sur. Tiene un discurso radical bastante conocido y muy confrontacional, cuando no de odio a ciertas clases y sectores sociales, a las élites empresariales, y a varios de los actores políticos, incluido su hermano expresidente.
Resulta muy difícil clasificar su pensamiento político y económico, y en realidad podría resumirse en que es necesario quitarle todo a los ricos y a las grandes empresas para estatizarlo, cuestionar la globalización económica y cultural y tratar de controlar el pensamiento y el comportamiento de la población, eliminar a todos aquellos que sean considerados arbitrariamente enemigos del país o enemigos de la sociedad tradicional, y controlar la actividad política alineándola a la línea de Gobierno.
Obviamente se trata de una reducción simple resumida a partir de sus comunicaciones o entrevistas. Seguramente hay algo más, pero creemos que se recoge lo central.
LEA TAMBIÉN: Reingeniería para sobrevivir
En un proceso electoral como los que se desarrollan en el Perú, donde un candidato puede llegar a la segunda vuelta con un 15% o 17%, es lógico pensar que Antauro Humala podría llegar a competir en una final.
Así sucedió con Pedro Castillo, quien además, como hemos visto en la última encuesta de IEP publicada por La República, está tercero en intención de voto después de Keiko Fujimori y, precisamente, de Antauro Humala, con quien comparte bajísimas cifras de alrededor de 1%. El grueso de los encuestados (73%) no ve a nadie como buen candidato todavía, y buscan o tienen la esperanza de que aparezca otro u otros postulantes con mejor opción y pergamino.
Es cierto que aún es muy temprano para tratar de hacer vaticinios sobre opciones electorales, y que toda encuesta es muy prematura o preliminar, pero uno hubiera esperado que con tantos años como una alternativa radical, con toda las menciones, temores que se manifiestan públicamente y la propaganda, voluntaria o involuntaria, que se le viene haciendo, la intención de voto pudiera ser algo mejor, y no esté a la par de un encarcelado Pedro Castillo, a quien, por cierto, se le ve en ciertos sectores como una víctima, en contraposición de una Dina “victimaria”. Pero no, Antauro está ahí, estacionado todavía, y, además, su cifra parece no reflejar una preferencia difundida y menos un apoyo sólido en el sur del país, donde existen bolsones electorales mucho más grandes que en otras regiones.
LEA TAMBIÉN: “El gobierno de Boluarte no supo darse cuenta de que podía tener la sartén por el mango”
Alguien puede decir que Pedro Castillo no existía en las encuestas hasta que casi al final de pronto apareció y le ganó a los presuntos radicales y dueños del sur como Lescano o Mendoza. Pero a nadie se le ocurrió que Pedro Castillo sería candidato, y Antauro Humala lleva varios años como la opción radical y tiene muchos viajes, movilizaciones, charlas, eventos y entrevistas en su haber, además de una historia bastante conocida.
No estamos minimizando su opción, que puede crecer conforme llegue el día de elección, y que puede verse favorecida por la dispersión de las candidaturas o por otros factores. Incluso por la propaganda, repetimos, involuntaria o voluntaria, que se le viene haciendo de alguna manera.
Es innegable que hay una gran porción de la población de las regiones, o incluso de Lima, que está buscando una mano dura, un radical con autoridad, un candidato con lengua y mano afilada, y alguien a quien no le tiemble la mano para hacer lo que muchos peruanos hartos del fracaso de la clase política, quisieran hacer.
Pero ese candidato podría estar todavía por llegar, o podría ser un postulante de derecha radical, como Milei o Bukele. Prometer meter a la cárcel a políticos corruptos, mandar a Challapalca a los delincuentes, prometer más cárceles o hasta la pena de muerte para violadores y asesinos, no es patrimonio de izquierda o derecha.
Lo que sí es cada vez más notorio, es el miedo de la derecha peruana a Antauro Humala. Y lo que más preocupa es que de tanto miedo lo van a convertir en la alternativa que no quieren. Porque para los radicales no hay nada más atractivo que un radical al que los empresarios o las clases altas temen.
Y lo más curioso es que esa derecha que se la pasa hablando de Antauro no hace nada, o hace muy poco (nos referimos a algo efectivo y eficaz), para que en el Perú, el 2026 o antes, exista una alternativa atractiva para la población y así hacerle frente a su “cuco”.
Cuidado que los mejores aliados de Antauro sean sus enemigos.
Comienza a destacar en el mundo empresarial recibiendo las noticias más exclusivas del día en tu bandeja Aquí. Si aún no tienes una cuenta, Regístrate gratis y sé parte de nuestra comunidad.