Escribe: María Antonieta Merino, docente de la Universidad del Pacífico y ESAN.
Las novelas, sobretodo de ficción, son capaces de explicar lo que pasa en la realidad y muchas veces (más de lo usual) lo que parece inverosímil en una novela, sucede. En el extraño caso del dr. Jekyll y el sr. Hyde (Robert Louis Stevenson, 1886) el protagonista (el dr. Jekyll) un científico amable, respetado e inteligente tiene un alter ego malvado (sr. Hyde), que no se arrepiente ni acepta la responsabilidad de sus maldades. Jekyll intenta controlarlo y, durante un tiempo, lo consigue. Sin embargo, hacia el final de la novela, Hyde toma el control y esto provoca la muerte de ambos.
Como seres humanos, todos tenemos duplicidades. Y son los seres humanos quienes dirigimos empresas y entidades. Pero en la gestión pública estas las duplicidades pueden provocar graves consecuencias.
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El Gobierno peruano ha manifestado su interés de pertenecer a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que promueve políticas para el desarrollo, la igualdad de oportunidades y el bienestar. Para acceder a esta organización, los países deben cumplir estándares y adoptar medidas basadas en datos. El estado peruano predica constantemente que está alineándose a estos estándares, buscando tomar decisiones basadas en evidencia en su carrera para pertenecer a esta organización. El buen estado Jekyll.
Sin embargo, el alter ego de este gobierno ha surgido para, entre otras cosas, proponer la fusión de los organismos reguladores de la inversión privada en los servicios públicos (Osiptel, Ositrán, Osinergmin y Sunass) bajo el sustento de que: la OCDE lo ha sugerido, “varios” países cuentan con un solo regulador, han transcurrido 30 años de la medida y la fusión permitirá una mejor coordinación y reducción de costos y regulaciones. El temible estado Hyde.
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La OCDE jamás ha sugerido ni recomendado al Perú la fusión de esos organismos, ni siquiera como condición para su adhesión a ese organismo; por el contrario, reconoce los avances alcanzados. Son más los países que tienen reguladores especializados, atendiendo a las complejidades de los mercados regulados (en la región, sólo Costa Rica tiene un regulador). Si bien han transcurrido 30 años desde su creación, este argumento no es “evidencia” para proponer una fusión. Es saludable que se realice un diagnóstico y se identifiquen oportunidades de mejora, pero cualquier medida como una fusión debería responder a un diagnóstico bien fundamentado, que no existe en este caso. Las deficiencias en la coordinación son, en gran medida, omisión de la propia PCM, pues estas entidades están adscritas a ella, y si hablamos de los costos y sobrerregulación, podríamos también pensar en fusionar algunos ministerios y otras entidades (no estaría mal hacer un diagnóstico para ello). Sin evidencia, todo es demagogia. Por nuestro bienestar, que prevalezca el estado Jekyll.
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