Socia líder de Tax & Legal de KPMG y co-chair de WCD en Perú
En la búsqueda de generación de valor desde las áreas fiscales que están obligadas a ofrecer más que un trabajo de cumplimiento eficiente y eficaz, la transición hacia la asesoría y la estrategia se solventan en el uso inteligente de la data, sin importar si el reto es regulatorio, de transparencia fiscal o de escasez de talento.
En una reciente encuesta realizada por KPMG entre los gerentes generales de las empresas más grandes de los Estados Unidos, se evidencia el foco en la transformación de la función tributaria en cinco frentes.
El uso de Inteligencia Artificial (IA), aunque no todos estén en los mismos niveles de incorporación en sus procesos. La IA se está usando para automatizar tareas rutinarias, riesgos potenciales, mejoras en el cumplimiento y precisión en la reportería y planificación. Se utiliza también para el análisis de grandes cantidades de data en búsqueda de patrones y tendencias que mejoren la toma de decisiones.
El impacto de los criterios ASG y su vínculo con los impuestos, en el que evidenciamos una disposición insuficiente ya que las empresas no están aún listas para compartir información sobre su contribución tributaria y especialmente sobre su estrategia o políticas. No obstante, solo habrá más presión de las partes interesadas en hacer la gestión tributaria más transparente. Los retos de la transparencia se acompañan con los niveles de confianza, riesgo y manejo de información abundante de múltiples jurisdicciones y la presión de los reguladores por avanzar las obligaciones de reporte global.
La velocidad de respuesta del siglo XXI, así como los cambios vertiginosos y el tremendo esfuerzo que significa construir y reconstruir data en departamentos fiscales, usualmente cortos de recursos humanos (cada vez más difíciles de conseguir) y llenos de procesos y obligaciones legales que no necesariamente se procesan de manera eficiente.
La convergencia entre la tributación y la tecnología, intrínsecamente inseparables, en donde contar con profesionales con las habilidades necesarias está en la mente de los tomadores de decisiones y continúa siendo un problema por la escasez de talento. Si bien los contadores y los abogados continuarán siendo relevantes en el frente fiscal, profesionales expertos en tecnologías disruptivas comienzan a ser vistos con mayor apetito por las empresas que buscan mantener o acelerar sus posiciones competitivas en el mercado. Hoy la discusión se centra en decidir si el ideal es contar con expertos fiscales que aprendan de tecnología o expertos tecnológicos que aprendan de impuestos. Contar con equipos diversos no solo es una buena política de equidad, sino que resultará siendo una necesidad para la supervivencia de los departamentos fiscales modernos.
Finalmente, el poder predictivo de los impuestos, ya que, aunque el cumplimiento continuará siendo clave en la calificación y valoración de los departamentos fiscales, la tributación puede agregar valor mucho más allá de la presentación de declaraciones juradas. El rol del departamento fiscal que usa la data apropiadamente ayuda a tomar mejores decisiones de negocio y, por lo tanto, es mucho más valioso.
El momento es hoy para que los líderes de impuestos, que usan lo mejor que la IA tiene para brindar, cambien y transformen los departamentos fiscales, pues tan pronto las inversiones en transformación digital y manejo eficiente de los datos rindan los resultados esperados, la tecnología transformará la profesión tributaria.