Esta exitosa experiencia ancashina es una clara muestra de cómo la colaboración entre el sector público y privado puede fortalecer la institucionalidad y asegurar una provisión eficiente y oportuna de servicios públicos.  (Foto: Antamina)
Esta exitosa experiencia ancashina es una clara muestra de cómo la colaboración entre el sector público y privado puede fortalecer la institucionalidad y asegurar una provisión eficiente y oportuna de servicios públicos. (Foto: Antamina)

César Liendo - Walter Oyola

Compañía Minera Antamina

Existe amplio consenso respecto que el proceso de vacunación ha sido uno de los principales logros del país en el 2021. Ancash, una región de compleja geografía, destaca como una de las regiones con mayor cobertura de vacunación, sólo por debajo de Ica e Lima, dos regiones con ventajas objetivas: la última es la capital del país y la primera tiene características geográficas, sociodemográficas y de densidad poblacional menos desafiantes que Ancash. Así, según la Dirección Regional de Salud de Ancash (DIRESA), al cierre del 2021, más del 80% de la población ancashina (+ 870 mil personas) está protegida con dos dosis, abarcando 74 distritos y 353 comunidades rurales.

El éxito ancashino ha sido producto de un modelo de colaboración público – privado entre: (i) el MINSA, como ente rector de la vacunación y responsable de la provisión de las vacunas; (ii) la DIRESA, como responsable del diseño y ejecución del plan regional de vacunación; y, (iii) Compañía Minera Antamina, que brindó el soporte logístico necesario a toda la región para acortar tiempos en la implementación del proceso. Dicho soporte consistió en la provisión de: (i) 108 brigadas equipadas para identificación, triaje y vacunación; (ii) 14 camionetas destinadas a la supervisión del proceso, así como al traslado de vacunas y brigadas; y, (iii) 65 refrigeradoras y 483 equipos de conservación y almacenamiento de vacunas que apuntalen la cadena de frío.

Además de los incuestionables resultados en términos de cobertura de vacunación mencionados líneas arriba, este modelo público-privado ha permitido triplicar la capacidad y velocidad de vacunación en la región, minimizar la brecha de vacunación entre primera y segundas dosis, lograr una muy buena adherencia al proceso de vacunación (<5% de rechazo) y alcanzar una cobertura temprana en comunidades rurales muy alejadas y con baja densidad poblacional.

Todo esto ha sido posible gracias a una estrecha y transparente coordinación entre MINSA, DIRESA y Antamina, con reuniones semanales de monitoreo y rendición de cuentas durante los últimos seis meses, con la finalidad de ir ajustando la dinámica del proceso de manera oportuna. Se suele contraponer lo público a lo privado. La experiencia ancashina en la vacunación muestra, más bien, que son complementos y que, con un fin claro, se pueden hacer grandes cosas.

Los éxitos de este modelo público-privado y los nuevos desafíos que plantea la pandemia exigen que el esfuerzo se sostenga y es así que el pasado 23 de diciembre se renovó el convenio de cooperación interinstitucional entre la DIRESA y Antamina, con el respaldo del MINSA. Esta segunda etapa, a desplegarse entre enero y junio de este año, está orientada a beneficiar a más de 1.2 millones de ancashinos, incorporando a la población de 5 a 17 años. El objetivo ahora es sostener el proceso de reactivación económica, asegurar la dosis de refuerzo en toda la población objetivo y garantizar el retorno seguro a clases presenciales.

Esta nueva etapa de apoyo por parte de Antamina mantiene el soporte con brigadas para la identificación oportuna de casos y ejecución de la vacunación, camionetas para garantizar la supervisión e implementación adecuada en todo el proceso y digitadores para cada una de las Redes de Salud de Ancash que aseguran el ingreso y consolidación oportuna de información estadística que evidencie el avance en el proceso vacunación. Asimismo, esta segunda etapa del convenio de cooperación se verá fortalecido con el recientemente inaugurado laboratorio para la realización de pruebas moleculares de descarte en Huaraz, cuyo equipamiento y mobiliario estuvo a cargo de Antamina.

Finalmente, esta exitosa experiencia ancashina es una clara muestra de cómo la colaboración entre el sector público y privado puede fortalecer la institucionalidad y asegurar una provisión eficiente y oportuna de servicios públicos de calidad en nuestro país, a través de una transparente planificación, rectoría clara, lineamientos de priorización, estrecha coordinación y mecanismos de rendición de cuentas público-público y público-privado. Esperamos que este 2022 permita al país replicar este modelo ancashino público-privado en otras zonas del país, así como reforzar otras esferas de la gestión pública como, por ejemplo, la ejecución de obra pública, variable fundamental para la reactivación económica y el cierre de brechas sociales y productivas territoriales.

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