El análisis del mercado laboral peruano es complejo y requiere considerar, de manera especial, el tipo de trabajo, la formación del trabajador, su edad y género, para poder tener un panorama completo de este indicador.
Este mercado se caracteriza por su precariedad, dado que existe una gran cantidad de personas que trabajan menos horas de las que desean, cobrando menos de lo que cuesta una canasta básica, de acuerdo con la definición del INEI del subempleo visible e invisible. Por tanto, al momento de poder analizar el efecto de un incremento de la RMV, se debe considerar esta situación y también la fragilidad de las pequeñas y medianas empresas, que son las entidades que demandan una gran parte de la fuerza laboral.
En Lima, según el Informe de Situación del Mercado Laboral del INEI, el ingreso promedio varía entre S/ 984.2, para los trabajadores con educación primaria completa, S/ 1,228.2, para los que poseen educación secundaria, hasta los S/ 2,938.5 para los trabajadores con formación universitaria. Dado esto, y considerando que más del 50% de la población adecuadamente empleada gana en promedio menos de S/ 1,100, podríamos estar tentados de concluir que un aumento de la RMV de S/ 930 a S/ 1,100 tendría un gran efecto. Sin embargo, no podemos adelantarnos menos aún en estos días en que estamos luchando para reactivar la economía luego de varios meses de fuertes restricciones.
El principal efecto negativo que podría causar esta medida es el cierre de numerosas mypes que están contratando trabajadores en condiciones de subempleo. Según datos del INEI, el 84% del subempleo visible (menos de 35 horas a la semana) de Lima se genera en empresas que tienen entre 1 y 10 trabajadores, por lo que podemos esperar que al menos ese porcentaje o uno aún mayor se dé en provincias.
Si bien ya podemos apreciar algunas mejoras en ciertos sectores producto de la reactivación económica, la exigencia de mayores gastos en remuneraciones podría generar una presión adicional en aquellas pequeñas y medianas empresas que, con mucho esfuerzo, todavía vienen recuperando el rumbo. Igual de importante es tener en cuenta que un incremento en la RMV tampoco tendría mayor efecto en la población que labora de manera informal, debido a que esta no puede exigir el cumplimiento de un sueldo mínimo. En ese sentido, en este debate no parecería estarse viendo a la gran masa de empleados.
Las medidas de política pública en el sector laboral deberían estar orientadas a reducir la informalidad y la precariedad laboral, generando empleos flexibles, políticas de incentivos para las empresas, capacitación, para lograr que los salarios reflejen una mejora real en productividad laboral, en vez de estar forzando incrementos salariales que pueden generar mayores pérdidas que beneficios.