
El periodismo se ha convertido en otra víctima más de la crisis de inseguridad que azota al país. Pero en este caso, hay una particularidad: el motivo no es obtener dinero, como ocurre con las extorsiones y atentados contra empresarios, dueños de pequeños negocios, colegios y artistas, entre otros, sino acallar voces incómodas. Y el 2025 ha sido un año particularmente crítico, sobre todo en el interior del país, pues además de la intensificación del hostigamiento, ocurrieron tres asesinatos de periodistas –más un intento fallido, hace tres días–. Según Reporteros Sin Fronteras (RSF), no se registraban homicidios de periodistas en el Perú desde el 2016.
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Los asesinatos tuvieron similitudes. Fueron perpetrados por sicarios en moto, con arma de fuego, en la vía pública y de día. El primero ocurrió en Ica, el 20 de enero, y la víctima fue Gastón Medina, quien ejercía su labor a través del canal de TV Cadena Sur, del cual era propietario. El segundo homicidio fue el de Raúl Celis, reportero y conductor de Radio Karibeña, en Iquitos, el 7 de mayo. Y el tercero fue Juan Fernando Núñez, director del medio digital Kamila TV, en la carretera Panamericana Norte, en la provincia de Pacasmayo (La Libertad), el 6 de diciembre. Su hermano resultó herido de gravedad. Y el pasado viernes, fue atacado en Aguaytía (Ucayali) Mitzar Castillejos, conductor de Radio Latin Plus y director del portal informativo Bato a Informarte. Recibió tres balazos pero afortunadamente no fueron mortales.
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Hay más similitudes. Antes de los atentados, los cuatro hombres de prensa habían recibido amenazas, tanto por llamadas telefónica o mensajes de texto, así como otras que se han vuelto comunes de las extorsiones como arreglos florales, cadáveres de perros y explosivos. Además, todos investigaban presuntos actos de corrupción e irregularidades cometidas por las autoridades de sus respectivas localidades. Se necesitará conocer las conclusiones de las investigaciones de la Policía y la Fiscalía, para conocer los motivos… si es que algún día culminan. Es claro que los sicarios tienen que ser atrapados y enjuiciados –hay uno con prisión preventiva por el homicidio de Medina–, pero lo crucial y difícil será saber quiénes son los autores intelectuales.
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La libertad de prensa en el país ya estaba amenazada antes del 2025. Según el ranking anual de RSF, estamos en el puesto 130 de 180 países evaluados, 53 posiciones más abajo que el 2022. Si no se pone freno a los asesinatos de periodistas, habrá que esperar otra caída el 2026. Y si la libertad de prensa se deteriora, la democracia también.







