Empresas colombianas como el Grupo ISA ya participan activamente en el mercado peruano, con proyectos eléctricos adjudicados por US$ 975 millones. (Foto: ISA ENERGÍA)
Empresas colombianas como el Grupo ISA ya participan activamente en el mercado peruano, con proyectos eléctricos adjudicados por US$ 975 millones. (Foto: ISA ENERGÍA)

En un despliegue de infantilismo político, el precandidato presidencial colombiano Daniel Quintero publicó un video izando la bandera de su país en la isla Chinería, distrito de Santa Rosa, Loreto. No se trató de un gesto inocente, sino de una provocación calculada. Poco después, el presidente Gustavo Petro calificó como “secuestro” la detención de dos topógrafos colombianos que, sin autorización, realizaban mediciones en la zona.

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Ambos episodios se suman a incidentes previos, como el sobrevuelo de un avión militar colombiano y la sostenida retórica del presidente del vecino país en los últimos días. El patrón es claro: utilizar actos y declaraciones para agitar el nacionalismo y, con suerte, capitalizar algo de popularidad para sus desgastadas figuras políticas.

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Frente a estos sucesos, la posición del Gobierno peruano ha sido firme: no existe diferendo alguno sobre la isla, cuya soberanía está amparada en los tratados Salomón-Lozano y de Río de Janeiro. Las intervenciones sobre personas que actúan sin permisos en territorio nacional se enmarcan en las leyes vigentes. No obstante, la escalada verbal y simbólica que se viene observando exige prudencia para evitar que la retórica termine por dañar aspectos de la relación que, hasta hoy, se han mantenido ajenos a la fricción política.

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Entre estos se encuentran los ámbitos económicos, comercial y de inversiones. Pese al ruido político, Perú y Colombia mantienen lazos sólidos y de largo plazo. El foro “Misión Empresarial Colombia–Perú 2025” organizado por ProInversión presentó a la Cámara Colombiana de la Infraestructura un portafolio de 80 proyectos APP y proyectos en activos por US$ 20,000 millones para el periodo 2025–2026, incluyendo 24 iniciativas en energía y minería por US$ 3,477 millones. Empresas colombianas como el Grupo ISA ya participan activamente en el mercado peruano, con proyectos eléctricos adjudicados por US$ 975 millones. Desde 1980, Colombia ha invertido en el Perú US$ 1,371 millones, ocupando el quinto lugar entre los países con mayor stock de inversión extranjera directa en nuestro territorio.

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Estos datos evidencian que la integración económica y las oportunidades de inversión siguen un curso separado. Sin embargo, no conviene confiar en que esto sea permanente. La historia demuestra que las tensiones políticas, si se prolongan y se agravan, pueden terminar filtrándose en el comercio y la inversión. Por ello, es urgente bajar el tono, abandonar las provocaciones y permitir que las cancillerías conduzcan el diálogo con la seriedad que exige la relación bilateral. El desarrollo compartido y la estabilidad de las inversiones dependen de que la política deje el populismo y empiece a pensar en el futuro común.

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